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Una bacteria está arrasando los cocos de todo el mundo

El mercado del coco está en auge, pero las previsiones a largo plazo no son buenas. En el Caribe, una bacteria que provoca el amarillamiento letal está diezmando los cocoteros, una situación tan grave que un coordinador regional ha declarado que "se puede decir que, a este ritmo, el Caribe se está quedando sin cocos".

En Costa de Marfil y en Papúa Nueva Guinea, el amarillamiento letal y otras enfermedades parecidas amenazan las plantaciones creadas específicamente para conservar determinadas variedades de cocos para las futuras generaciones. No son los países que más cocos producen –ese honor lo ostentan Indonesia, Filipinas e India–, pero son señales inquietantes para el resto del mundo, especialmente si no se protege la diversidad de los cocos.

Además, las semillas de coco son especialmente difíciles de conservar para la posteridad. Para casi todos los otros cultivos, los científicos disponen de bancos de genes compuestos por cientos de semillas diferentes, guardadas en cámaras acorazadas.

Sin embargo, estas cajas fuertes de semillas no sirven con los cocos. "Funcionan muy bien para todos los cultivos templados, cuyas semillas se secan", explica Kenneth Olsen, profesor de Fitobiología de la Universidad de Washington, "pero los cocos tienen demasiada agua en su interior". La semilla del coco es, de hecho, el coco entero, y la única manera de almacenar su diversidad es un banco de genes vivo, es decir, una plantación en la que se cultiven constantemente. Existen cinco de estos bancos de genes internacionales, en Brasil, Indonesia, India, Costa de Marfil y Papúa Nueva Guinea, y los dos últimos están amenazados por la bacteria letal.

"Los bancos de genes de cocos necesitan mucho espacio", afirma Roland Bourdeix, genetista de cocos que trabaja para CIRAD, un centro de investigación agrícola francés que se centra en los países en desarrollo. Por lo tanto, los bancos de genes son caros de mantener y vulnerables a las expropiaciones de tierras, sobre todo al tratarse de cultivos que se encuentran en países en vías de desarrollo, donde la situación política puede ser inestable. Bourdeix recuerda que había un banco de genes que se derribó hace poco para construir un hipódromo por deseo del alcalde de la zona, y otro que pasó a estar bajo el control del Ministerio de Policía. Al parecer, proteger la diversidad de los cocos no siempre es la máxima prioridad.

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