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Italia: La situación del transporte por carretera

La mayoría de los protagonistas que marcan las tendencias en el mercado de las frutas y hortalizas frescas se dieron cita en Fruit Logistica, en Berlín, el corazón de una Europa liderada por Alemania.

Los operadores aprovecharon la oportunidad para hablar sobre las cuestiones internacionales que tienen consecuencias directas en su trabajo. Los temas más frecuentes fueron: Trump y los populistas, Gran Bretaña y el brexit, una UE inexistente, las diferencias de costes que penalizan a los operadores dentro de la propia UE, la salida del euro, el protecionismo en lugar de la globalización, y los flujos migratorios.

Nosotros hemos hablado con Leonardo Odorissi, asesor de Fruitimprese Veneto, y le hemos pedido su opinión en cuanto a la reciente queja presentada por la Asociación Nacional de Empresas de Transporte Automobilístico (Anita) al Comité National Routier (Cnr), y en cuanto a los costes del transporte por carretera dentro de la UE.


Leonardo Odorizzi en su oficina. 

"La diferencia abismal entre los costes del transporte por carretera es uno de los muchos problemas que existen en la UE. Por ejemplo, en Italia el coste es de 0,43 euros por kilómetro, mientras que en Bulgaria es de 0,11 euros. Y esa no es la única diferencia, existen diferencias también en las horas de trabajo. En Lituania, un conductor puede trabajar 2.025 horas al año, 1.980 horas en Rumanía y Polonia, 1.900 en España, Eslovaquia y la República Checa, y tan solo 1.800 en Italia".

Esto, por supuesto, se refleja en los precios por hora, que oscilan entre los 28,18 euros de Italia y los 8,01 euros de Bulgaria.

FreshPlaza (FP): Por tanto, ¿existen diferencias en la distribución de las cuotas de mercado?
Leonardo Odorizzi (LO): Sí. En 2014, los vehículos registrados en Polonia trabajaron más y cubrieron el 61% de los transportes internacionales. Estuvieron seguidos de España con un 35%. Italia tan solo cubrió un 13%. 



FP: La falta de uniformidad a nivel europeo ha llevado a muchos miembros a adoptar normas específicas...
LO: Francia, Alemania, Austria y Bélgica ya han introducido leyes para proteger su mercado laboral interno. Parece que Italia también lo hará. Francia ha puesto en marcha un sistema proteccionista según el cual todas las empresas extranjeras deben declarar que las contribuciones pagadas son equivalentes a las pagadas por las francesas, con un coste de 300 euros por vehículo entrante. La situación es intolerable. Enviar un camión de 20 toneladas de Catania a Milán (aprox. 1.350 km) cuesta más que enviar un contenedor con la misma carga de Génova a Shanghái (más de 11.000 km) y más que enviar la misma carga del norte de Italia a Alemania.

FP: Los operadores italianos no solo tienen motivos para quejarse. El informe Doing Business de 2016 –el informe anual del Banco Mundial que estudia la facilidad para hacer negocios en 189 países– situó a Italia en el primer puesto internacional en cuanto a tiempos y costes.
LO: Sí, de vez en cuando hacemos progresos. El Banco Mundial también reconoció las mejoras en la resolución de las disputas comerciales. Italia ascendió al puesto 111 desde el 147 que ocupaba en 2015. La mejora fue posible gracias a la reforma de la justicia telemática y de la ley de empleo.

FP: En el Eurobarómetro de Bruselas, Italia cuenta con el menor número de personas favorables a la moneda única por detrás de Chipre. ¿Qué opinan los operadores?
LO: Estamos preocupados, la verdad. No hay que ser economista para comprender las consecuencias desastrosas de abandonar el euro. La deuda privada y pública de Italia asciende a un billón de euros. Salir del euro significaría devolver la deuda con una nueva divisa devaluada. Sería terrible para nuestra economía, a no ser que pudiésemos evitar el pago de la deuda. La UE y los países acreedores reaccionarían, no obstante, y podrían incluso cerrar las puertas a nuestras empresas.

FP: Italia podría enfrentarse a graves problemas...
LO: Podríamos tener que hacer frente a barreras aduaneras en los dos mercados de destino, que determinan un excedente comercial considerable a nuestro favor. Exportamos frutas y hortalizas por un valor de más de 50.000 millones de euros anuales a Alemania, y Francia importa productos italianos por valor de 40.000 euros. Salvaguardar los productos italianos con leyes proteccionistas, como hacen Eslovenia o Rumanía, podría ser una solución, pero no debemos olvidar que Italia exporta la mitad de lo que produce. La solución, obviamente, es nivelar los costes laborales en el seno de la UE.
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