El puerto de Róterdam, en el punto de mira por la entrada de plagas
Tal flujo de importaciones se expone a altas probabilidades de entrada de plagas, razón por la cual parte del sector hortofrutícola español la señala como 'coladero de plagas'. La última de ellas sería la temida bacteria Xylella Fastidiosa -recientemente detectada en Baleares y que se sabe que accedió por Róterdam- pero también se denuncia con reiteración las amenazas de 'la mancha negra' (CBS), el citrus greening (HLB) o la C. Leucotreta, que son también muy comunes en los envíos citrícolas sudafricanos y que, de instalarse, cuestionarían la propia pervivencia del sector en el sur de Europa.
La cuestión amenaza con desatar una crisis institucional de calado y con alterar el equilibrio de poderes que hasta el momento han mantenido a este respecto el ejecutivo (la Comisión Europea -la CE- como ejecutor a la postre de las decisiones de los Estados miembros) y el legislativo comunitario (el Parlamento Europeo, en el que recae la soberanía popular).
El pasado 15 de diciembre se produjo un hecho sin precedentes desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa (diciembre de 2009): el pleno del hemiciclo aprobó por amplia mayoría -463 votos a favor, 168 en contra y 3 abstenciones-una resolución en la que se exigía primar el "principio de precaución y la seguridad fitosanitaria de las plantaciones citrícolas europeas". No era una declaración etérea, sino un pronunciamiento contra un acto de ejecución de la propia CE. Específicamente, el Parlamento enmendó un proyecto de modificación de la Directiva 2000/29/EC (“de sanidad vegetal”) por considerarlo "insuficiente". Haciendo la analogía con la política nacional, lo acontecido en Estrasburgo (sede del Parlamento Europeo) sería similar a que el Congreso tumbase por avasalladora mayoría un proyecto de Ley del Gobierno.
La cuestión afectaba pues a las condiciones fitosanitarias de entrada del conjunto de importaciones de agrios de la UE procedentes de países no comunitarios de forma global pero, evidentemente, se referían muy especialmente a las de los sudafricanos y por ello atacaba también a los intereses de sus primeros aliados europeos, los importadores holandeses. "Se había sentado un precedente de control sobre la CE, que los países nórdicos del lobby importador no podían consentir", señalan fuentes conocedoras del proceso de codecisión comunitario.
CE y europarlamentarios, enfrentados
Poco más de un mes y medio después, la CE confirmaba oficiosamente que no estaba dispuesta a dar alas al Parlamento. Efectivamente, en la reunión del Comité Permanente de Sanidad Vegetal del 27 de enero, el representante de Bruselas defendió ante los Estados miembro un modelo de directiva "en el que la elección de las condiciones fitosanitarias de importación a la UE y los tratamientos cuarentenarios que deben ser aplicados, corresponde a los propios exportadores, evidentemente mucho más preocupados de hacer negocio que por la pervivencia de la producción comunitaria". Así explicaban en nota de prensa suscrita recientemente por el conjunto de organizaciones nacionales representativas del sector citrícola (ASAJA, COAG, Cooperativas Agroalimentarias, Ailimpo y el Comité de Gestión de Cítricos, CGC) la decisión avanzada en dicho comité que, como se ha dicho, desautoriza lo defendido por el Parlamento.
Sin embargo, a juzgar por la reacción de varios europarlamentarios, la 'guerra' aún no está perdida y quedan batallas que lidiar. En la última semana se han presentado dos preguntas parlamentarias que forzarán al ejecutivo comunitario a 'desenmascararse'. Una tercera acción, en forma de misiva dirigida al comisario de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, ha sido suscrita además por el eurodiputado francés, Michel Dantin (adscrito al Partido Popular Europeo) quien hace suyo el malestar no ya sólo de los representantes del sector citrícola español, sino también del galo e italiano. Dantin, más que dar por hecho la negativa de la CE, traslada a la más alta instancia, al propio comisario, la decisión del comité y reclama una confirmación por su parte.
'La zorra en el gallinero'
De otro lado y en virtud de las gestiones realizadas por el Comité de Gestión de Cítricos (CGC), la Comisión habrá de pronunciarse sobre aspectos concretos más sensibles si cabe que igualmente delatan el tándem de intereses entre sudafricanos y holandeses. Es el caso de la pregunta formulada por Clara Aguilera, eurodiputada y vicepresidenta de la Comisión de Agricultura del Parlamento, quien ha cuestionado abiertamente la laxitud de las inspecciones fitosanitarias de los holandeses (en 2014 demostraron ser 24 veces más ineficaces con los cítricos sudafricanos que la 'Fito' española) así como la propia independencia de sus inspectores.
"La CE habrá de justificar por qué consiente que la revisión de las importaciones por el principal puerto de entrada de cítricos de la UE no sea realizada por funcionarios cualificados sino que esté en manos de una empresa privada controlada por los propios importadores de frutas y hortalizas así como por la gran distribución holandesa", explican fuentes del CGC. "Utilizando una expresión castiza, el sistema holandés es como poner a la zorra a cuidar el gallinero porque quien controla la posible entrada de plagas y enfermedades en los cítricos resulta ser que es el principal interesado en que no se paralice ninguna partida", matizan las mismas fuentes para referirse concretamente a la empresa encargada de los controles fitosanitarios y de calidad de Kwaliteits Control Bureau (KCB).
En esta misma línea, el eurodiputado vasco, Florent Marcelles (Los Verdes)- quien sustituye en el escaño al hasta hace poco eurodiputado de Compromís, Jordi Sebastià- va más allá y reclama a la CE que motive las razones de su negativa a atender la resolución del Parlamento. Concretamente, Marcelles cuestiona por qué no se atiende la petición del hemiciclo, que exige que los envíos sudafricanos sean sometidos a un 'cold treatment'. "El tratamiento de frío durante la travesía es una medida preventiva clave contra la C.Leucotreta que lejos de estar obsoleta -como aducen los sudafricanos- es por ejemplo lo que exige EEUU, Japón, China, Australia o La India a los exportadores citrícolas españoles, en este caso para evitar cualquier riesgo de transmisión de la mosca del mediteráneo", explican desde el CGC.
Fuente: Levante- El Mercantil Valenciano (EMV)