- la planta procesadora de Mivor in Laces (BZ), una de las siete cooperativas que forma parte de VI.P., la asociación de las cooperativas hortofrutícolas de Val Venosta
- la revolución determinada por las clasificadoras ópticas como las fabricadas por Unitec, que incluso pueden monitorear los defectos internos de las cerezas o separar los tallos de la fruta.
Los trabajadores cada vez trabajarán menos en procesos de hardware para centrarse más en procesos de software. Haga click aquí para ver el reportaje fotográfico de Mivor.
Como demuestran las soluciones investigadoras y técnicas adoptadas hasta ahora, queda claro que este es tan solo el comienzo de un viaje de automatización y robotización que, con el tiempo, incluirá otras fases –que actualmente aún se llevan a cabo de forma manual– como la confección en alveolos o cajas. A este respecto, se pueden observar ejemplos como SmartPacker o Standard A-One Case Packer para fin de línea.
Esto, a su vez, desembocará en una pérdida de empleos que no será posible compensar, incluso ascendiendo a los trabajadores a puestos de supervisión. El sector hortofrutícola es solo uno de los campos que se verá afectado por estos cambios.
El desempleo estructural que implica la llamada "cuarta revolución industrial" ya se ha mencionado. En menos de diez años, los procesadores alcanzarán la capacidad de elaboración del cerebro humano. Esto significa que hay una buena probabilidad de que muchas de las tareas que, actualmente, realizan las personas las llevarán a cabo ordenadores.
Es evidente que las políticas sociales nacionales e internacionales tendrán que hacer frente a una colosal pérdida de puestos de empleo y encontrar la forma de reciclar a los trabajadores o invertir los ingresos y los ahorros generados por la automatización en la subsistencia de parte de la población.
El sueño de trabajar menos, dejar buena parte de las tareas a los robots, podría chocar con la pesadilla de mantener a millones de personas sin posibilidad de encontrar un empleo.