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"Las costosas y engorrosas exigencias de etiquetado afectan a la industria sudafricana en Rusia"

La industria sudafricana de los cítricos hace un llamamiento a Putin

El comercio de cítricos entre Rusia y Sudáfrica lleva en tensión los últimos tres años. Aunque hubo un aumento del 40% de 2014 a 2015, durante el periodo comprendido entre 2013 y 2016, la caída fue vertiginosa: de 129.000 toneladas en 2013 a solo 66.000 toneladas el año pasado.

Esta reducción del volumen se atribuye a diversos factores, como los tipos de cambio del rublo con el rand y el dólar, la disminución de la demanda rusa y las controvertidas exigencias de etiquetado en los alimentos importados que impuso la Comunidad Económica Eurasiática (CEEA) en 2011, que se aplican a todo el mundo y son obligatorias desde febrero de 2015.

Por eso, después de varios intentos infructuosos de debatir sus preocupaciones con las autoridades rusas y la CEEA, la Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica ha enviado una carta directamente al presidente Vladimir Putin y a la Embajada rusa en Pretoria.



Según Anton Kruger, director ejecutivo del Foro de Exportadores de Productos Agrícolas Frescos de Sudáfrica, la carta se envió hace dos semanas y que la industria sudafricana todavía está esperando una respuesta. 

Mikhail Fateev, director de la sección de alimentación y agricultura del Consejo Empresarial entre Rusia y Sudáfrica, señala que los requisitos de etiquetado suponen una barrera técnica para el comercio que, además de encarecer los cítricos sudafricanos en el mercado ruso, mantiene a los productores negros emergentes alejados de ese mercado al no poder cumplir los requisitos adicionales. "Las etiquetas de la CEEA que impuso Rusia en febrero de 2015 y que el Gobierno de Sudáfrica aceptó silenciosamente han afectado al trabajo de la industria frutícola en el mercado ruso", declaró durante la Cumbre de la CEEA, en marzo.

Aunque la Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica acepta que Rusia está en su derecho de establecer restricciones a las importaciones, su director ejecutivo, Justin Chadwick, afirma que la logística de los requisitos de etiquetado ha sido costosa y engorrosa para los exportadores sudafricanos. Se exige que haya una etiqueta de la CEEA en ruso, o en ruso y en inglés, en cada caja, aunque la información ya aparezca en los documentos de transporte. Esta exigencia obliga a los exportadores sudafricanos a preparar un lote de etiquetas adhesivas para cada envío y a enviar un ejemplo digitalmente al importador ruso para que este lo apruebe, tras lo que el exportador imprime las etiquetas y las pega en cada caja.

En la etiqueta debe aparecer el nombre del producto, el productor, el exportador, el importador que lo recibe, la vida útil del producto y el logotipo de la CEEA.

Sin embargo, a veces solo se conocen los detalles del receptor una vez los palés están a punto de cargarse, en cuyo caso estos deben abrirse para pegar las etiquetas necesarias en cada caja, de las que hay al menos 70 por palé. Además, cabe destacar que reabrir los palés de frutas puede poner en peligro la cadena del frío.

Por si fuera poco, el exportador tiene que cubrir los gastos de estas etiquetas, que son de unos 0,50 $ por caja, y que, si hay algún error lingüístico en la parte la etiqueta que está escrita en ruso (un idioma que muy pocas personas entienden en Sudáfrica), los costes pueden multiplicarse, además de retrasar los envíos.

"Nuestra recomendación para los exportadores sudafricanos es que trabajen muy estrechamente con sus importadores", aconseja Anton Kruger.

Por todo esto, en su carta al presidente Putin, la Asociación de Productores de Cítricos pide que estas etiquetas se sustituyan por códigos de barras y que no se exijan en todas las cajas, sino en el palé (para lo que bastaría con cuatro etiquetas; una en cada lado). Asimismo, la asociación recuerda la larga relación que mantienen Rusia y Sudáfrica, además de las negociaciones comerciales entre los presidentes Zuma y Putin en 2014 con el fin de reafirmar y fortalecer los lazos comerciales entre ambos países. Además, ambos son miembros de BRICS, una asociación de economías emergentes de la que también forman parte Brasil, China e India.

En 2016, Rusia fue el mayor importador mundial de mandarinas y clementinas (con 730.000 toneladas) y el segundo mayor importador de naranjas (con 480.000 toneladas). Su mayor exportador de naranjas fue Egipto, con 269.178 toneladas, mientras que la mayor parte de las mandarinas y clementinas (256.442 toneladas) procedía de Turquía. Ese mismo año, Sudáfrica fue el tercer mayor proveedor de naranjas, pomelos y limones a Rusia, aunque ocupó el séptimo puesto como proveedor de mandarinas y clementinas.

Como contraste a la caída del comercio entre Sudáfrica y Rusia, las exportaciones de Marruecos a Rusia aumentaron un 7% durante esta temporada. Asimismo, después de haber descongelado ligeramente sus relaciones, las exportaciones de Turquía también aumentaron. 

Más información:
Justin Chadwick
Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica
Tel.: +27 83 654 9591

Anton Kruger
Foro de Exportadores de Productos Agrícolas Frescos de Sudáfrica
Tel.: +27 21 526 0474 
Correo e.: anton@fpef.co.za

Fecha de publicación: