Las bolsas tienen en torno a la mitad del tamaño de una tarjeta de crédito y se pueden introducir en los contenedores marítimos. El fabricante, Worrell Water Technologies, de Delray Beach, Florida, espera vendérselas a mayoristas y empacadores hortofrutícolas en Estados Unidos y en el extranjero.
El fitopatólogo Jinhe Bai y sus colegas del Laboratorio de Investigación Hortícola del ARS de Estados Unidos en Fort Pierce, Florida, han trabajado con Worrel para desarrollar la bolsa.
La bolsa es un producto nuevo para Worrell, una empresa que comercializa tecnologías de purificación del agua. En una investigación preliminar, Bai y sus colegas descubrieron que el gas de dióxido de cloro podía liberarse demasiado rápido y ello podría provocar quemaduras químicas a la fruta. La bolsa se rediseñó con una membrana semiimpermeable que libera el gas a un ritmo más lento.
Cuando Bai y sus colegas colocaron las bolsas en cajas de pomelos en condiciones de embalaje, envío y almacenamiento convencionales, hallaron 10 veces menos patógenos bacterianos y fúngicos que en los pomelos almacenados sin las bolsas. Un panel de voluntarios del ARS de Fort Pierce descubrieron que el tratamiento no cambiaba ni el aspecto ni el sabor del pomelo.
Otras pruebas de laboratorio mostraron una reducción de 100.000 veces los niveles de E. coli en tomates en rama inoculados almacenados con las bolsas, añade Bai. Estas bolsas tienen el potencial de desinfectar otros productos además de los utilizados en las pruebas, pero se necesitan más estudios para evaluar su efectividad sobre frutas y hortalizas concretas.
Las bolsas cuestan unos centavos de dólar y solo se necesitan de una a tres por caja, por lo que su uso no debería encarecer demasiado el precio del producto.