Un importante operador del sector de la cebolla en el centro-norte de Italia nos habla de que existe movimiento en el sector de la cebolla y de que los precios no son tan bajos como unas semanas atrás. No obstante, las cámaras siguen repletas de producto.
"La calidad de la cosecha 2017 no ha sido excepcional por el calor del verano. Yo he tenido que tirar cientos de kilos a causa del estrés térmico. Las cebollas blancas han tenido una alta productividad por hectárea, en ocasiones con grandes calibres. Es una paradoja, pero desde los Emiratos Árabes me han pedido cebollas de alta calidad y de calibre medio-pequeño, y como no he podido garantizar una oferta continua, he tenido que rechazar".
No obstante, las cosas siguen pintando mal para las cebollas amarillas. "Los precios han sido incluso peores que en 2016. Les he aconsejado a algunos productores que dejaran los bulbos en el campo, porque, de lo contrario, perderían dinero. No es agradable de decir, pero es la verdad. Las cebollas almacenadas en cámaras se venden a 10 céntimos de euros por la abundancia de existencias disponibles".
Los precios de las cebollas blancas rondan los 25 céntimos de euro. No es excepcional, pero es mejor no quejarse en momentos como este. Pero debe ser de buena calidad y blanca, ni verde ni de otros colores. "No siempre es fácil garantizar el color adecuado teniendo en cuenta cómo ha ido el verano de 2017".
En cuanto a chalotas, los franceses están haciendo un trabajo pésimo porque están vendiendo a precio regalado su producto en todas partes. "Tienen mucha cantidad disponible porque la productividad ha sido más elevada de lo habitual y están tratando de deshacerse de ellas".