Las inundaciones paralizan la cosecha de hortalizas en Letonia

Las inundaciones en el norte y el este de Letonia han hecho imposible para los productores cosechar sus remolachas, zanahorias y patatas, y ha causado dificultades para la cosecha de col, apio y puerros.

"Nuestra producción está repartida uniformemente por todo el país, así que diría que estamos ante una posible pérdida del 50%, si el tiempo no se seca lo suficiente para poder cosechar. Las condiciones son un poco mejores en Riga, al oeste en dirección a Polonia, pero es un desastre desde Riga hacia el este", compartió Edite Strazdina, Presidenta de la Junta de la Cooperativa de Hortalizas Musmaju Darzeni.

A la col le ha ido un poco mejor que a las zanahorias, las remolachas y las patatas, ya que afronta mejor la lluvia. El verano más húmedo con temperaturas más frescas ha sido bueno para la col, pero habrá un gran problema si los productores no pueden sacarlas de los campos.

Edite dijo que la fecha límite para la cosecha de col y las zanahorias es finales de octubre, posiblemente hasta mediados de noviembre, pero esto depende totalmente de la temperatura. Una vez que bajen a -5/-6 grados, será demasiado tarde.

"La siembra se atrasó 3 semanas esta primavera, por lo que no es tan inesperado que la cosecha sea más tarde, pero la lluvia no se detiene lo suficiente para que podamos entrar en los campos. Con 2 o 3 días sin lluvia sería suficiente para poder empezar. Lativa Oriental tuvo 40-60 mm en dos días, que es la cantidad que normalmente veríamos en 3 meses. La semana pasada llovió 30 horas sin parar”, compartió Edite.

Las verduras de invierno que produce Letonia se cultivan principalmente para el mercado interno. Cuando hay suficiente suministro, parte de la producción se exporta a países vecinos como Estonia, Lituania, República Checa y Bielorrusia.

"Esta situación meteorológica hará que el mercado, que ya es difícil, lo sea más todavía. Los supermercados en Letonia consideran el precio por encima de la calidad, y como ya somos un mercado pequeño, es difícil competir con los productores más grandes de Polonia y los Países Bálticos en términos de precios”, lamenta Edite.