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Aguacates, bananas, melones, piñas

El suelo agrícola africano se vuelve más atractivo para los inversores

En los últimos años, los inversores han comenzado a descubrir cada vez más el potencial de la agricultura. En especial África resulta interesante para estos inversores. En parte se debe a la enorme cantidad de suelo agrícola disponible, pues, según la FAO, el África subsahariana posee 90 millones de hectáreas cultivables disponibles, y tan solo el 25% de esta vasta superficie se destina a la agricultura. Por otro lado, las infraestructuras y las telecomunicaciones están viviendo un rápido desarrollo en los países africanos. Para el cultivo de fruta, los inversores también se interesan cada vez con más frecuencia por este continente. Se invierten sumas considerables de dinero en el cultivo de productos rentables como el aguacate, la piña, el mango, el melón y la banana.



"Es difícil determinar cuándo comenzó esta tendencia", reconoce Doug Hawkins, de Hardman Agribusiness. Esta empresa británica asesora a empresarios e inversores del sector agrícola. Desde esta posición, nos describe el panorama de inversores en el cultivo de fruta en África: "Las empresas como Sipef y Kakuzi son nombres consolidados, otros proyectos son más recientes. Yo diría que existe un interés creciente en poseer o desarrollar empresas de cultivo o procesamiento en el África subsahariana". Varias empresas internacionales, tanto públicas como privadas, han mostrado interés en dedicarse a la agricultura en África a través de Hardman, y en especial en el oeste y este del continente.



Financieros de Europa y Oriente Próximo
Ralf Schmauder trabaja como agrónomo en Kenia y Etiopía y ha observado la misma tendencia. "Yo solo puedo hablar de Kenia y Etiopía, no sé mucho del resto de países", advierte. "Sobre todo, se trata de inversores italianos interesados en productos lácteos. También holandeses, rusos, alemanes, indios e israelíes están invirtiendo en el cultivo de hierbas aromáticas". El cultivo de frutos secos también resulta atractivo, sobre todo la producción de anacardos y nueces de macadamia. En los últimos años son menos los que han invertido en cultivo de plantas ornamentales, aunque las empresas que ya existen están creciendo. "La inversión en hierbas aromáticas empezó hace unos cuatro o cinco años", añade Ralf. La tasa de cambio también tiene que ver. En 2006, los inversores aún recibían de 87 a 90 chelines kenianos por euro. Hoy en día, el tipo de cambio es de 115 a 118 chelines por euro.

Los inversores se pueden dividir en dos grupos: empresas con conocimientos de cultivo de frutas e inversores que tienen muy pocos o nulos conocimientos sobre este cultivo. "Los inversores que carecen de conocimientos suelen acudir a empresas consolidadas, asesores o agrónomos", explica Ralf. "Otros inversores, que disponen de más conocimientos, envían personal propio". Generalmente, los inversores proceden de países de Europa, el norte de África y Oriente Próximo.



La legislación de Kenia favorece la inversión
Existen tres formas de invertir en el cultivo de fruta: fundar una empresa propia, adquirir una empresa o invertir dinero. En el primer caso, el inversor tiene el control de todos los aspectos y puede fundar una empresa con la ayuda de los nativos. La normativa exactas varían por país, pero Ralf nos dibuja la situación en Kenia: "Esa situación se da, sobre todo, si quieres llevar tu producción propia a Kenia, por ejemplo, y quieres asegurarte de que el proyecto cumple su objetivo". El Gobierno de Kenia ha ajustado la legislación, de forma que estos trámites de inversión se han simplificado. "Ya no se requiere un nativo para poner en marcha o fundar una empresa. Antes, se necesitaba al menos un director originario de ese país. Los inversores extranjeros deben demostrar que van a invertir al menos 100.000 dólares estadounidenses antes de que la empresa se registre. Es aconsejable registrar la empresa mediante un despacho de abogados".

El arrendamiento de tierra cultivable está permitido, pero se debe registrar. Los inversores extranjeros no pueden comparar tierra cultivable en Kenia sin la participación de un nativo. Transcurrido cierto tiempo, la tierra se puede adquirir. "Esto, automáticamente, requiere una programación, un presupuesto y una estrategia a largo plazo". Una forma más rápida es una inversión o una adquisición de una empresa. "Si estás seguro de que la empresa existente hará todo lo posible por cumplir tu objetivo, es una opción", comenta Ralf. Por ejemplo, el inversor puede funcionar como centro de costes para ampliar el surtido o ajustar el producto existente a los deseos del inversor.



Riesgo bajo y largo plazo
El tercer caso no se da prácticamente nunca, como sabe Ralf, pues entraña demasiados riesgos. "Las ONG y los proveedores de subsidios suelen trabajar de esa forma, pero ellos no son inversores". En general, Ralf observa que quienes invierten en agricultura quieren correr el mínimo riesgo posible. "La palabra 'riesgo' tiene un protagonismo importante. Sé de inversores a quienes no les gusta correr riesgos, pero cuando trabajas con productos naturales, desempeña su papel junto a la situación de mercado. Puede ocurrir cualquier cosa".

Teniendo en cuenta la naturaleza del cultivo de fruta, los inversores no suelen estar interesados en un beneficio rápido. En el caso de los aguacates, por ejemplo, pasan tres años antes de la primera cosecha. "Creo que en horticultura rara vez los inversores se interesan únicamente en los beneficios", opina Ralf. "Para mucho más a menudo en el sector inmobiliario o comercial". Doug añade que, dada la ley de suelo en la mayoría de los países africanos, los inversores deberían desarrollar una cadena de suministro. En otros países, la carta de la tierra siempre se saca".

No cabe duda de que invertir en África y Oriente Próximo conlleva riesgos, algo que no conforta a la mayoría de los inversores. Para reducir los riesgos, es importante hacer todos los trámites posibles mediante despachos de abogados y llegar a acuerdos claros. "Parece que cada vez hay más estabilidad", asegura Ralf. "Las leyes se han endurecido".



Exportación a Europa y Oriente Próximo
Para los proyectos de cultivo de frutas, los inversores tienen la vista puesta en países como Kenia, Tanzania, Ghana, Costa de Marfil, Senegal, Sierra Leona, Guinea, Zimbabue y Burkina Faso. En cuanto a productos, los cultivos de productos rentables pueden contar con una inyección de efectivo. "Aguacate, mango, banana, piña, melón, granada y macadamia"; según Doug, estos son los diversos cultivos en los que se invierte. Ralf también ha notado que se hacen inversiones considerables en el cultivo de hierbas aromáticas, y hay interés en el cultivo de arándanos en África oriental, aunque todavía pasará algún tiempo hasta que se puedan cosechar las primeras berries.

"Los inversores siempre se fijan en mercados que tengan espacio para determinado producto", explica Ralf en lo referente al foco de los inversores en los mercados de exportación. Europa y Oriente Próximo son destinos relativamente cercanos para la fruta. "También hay empresas que están estudiando la posibilidad de trasladar la producción a África porque los costes de producción son más bajos", menciona Ralf. Debido al crecimiento económico que está experimentando África, son varios los países de este continente que también resultan buenos mercados.

Oportunidades para la fruta exótica y las berries de Kenia
"Estamos trabajando sobre todo en iniciar proyectos de cultivo de hierbas aromáticas", continúa Ralf. "Entre otras cosas, hay un invernadero hidropónico, en especial NFT (técnica de película nutritiva, sistema de cultivo basado en agua). Como recién llegado, hay que hacer todo lo necesario para empezar en el mercado. Por tanto, tienes que diferenciarte del resto". En Ghana, África occidental, un inversor italiano puso en marcha una explotación hidropónica de lechugas, brotes y algunas hierbas aromáticas. Mientras que la mayoría de los inversores se centran en los mercados de exportación fuera de África, este proyecto se concentra en el mercado de alta gama de Acra, la capital ghanesa.

Los principales productores de Kenia tienen clientes permanentes, por lo que las nuevas compañías también tienen que hacerse con una nueva clientela. Eso se puede conseguir distinguiéndose en calidad o valor añadido, entre otras cosas. "Los productores destacados, por lo general, no muestran interes por las entregas pequeñas a muchos clientes, porque les supone demasiado trabajo. Las organizaciones están pensadas para suministrar al por mayor a una clientela limitada". No obstante, algunas empresas también invierten en hidroponía, fertilizantes, agua y la irregularidad del clima.

"Kenia todavía ofrece muchas oportunidades a los inversores", apunta Ralf. Los nuevos productos que él cree que tienen potencial son las hierbas aromáticas y las berries, pero también otros productos más exóticos como el baobab o la moringa. En los tres últimos años, se han invertido cientos de millones de euros en estos cultivos, según estima. Recientemente, una empresa israelí invirtió 12 millones de euros en el cultivo hidropónico de albahaca. "Ellos ya cuentan con un mercado natural para las hierbas aromáticas". Es una ventaja que Kenia no tenga veranos e inviernos reales. "El cultivo comercial se basa totalmente en el riego, por lo que los cultivos se pueden cambiar del exterior al interior, y de campos abiertos a hidroponía". Hay mucha demanda de cultivo de hierbas aromáticas, pero también hay competencia de Israel y Sudamérica, por ejemplo. No obstante, Kenia cuenta con la ventaja de que es fácil acceder a tierras de cultivo y la agricultura disfruta de ventajas o exenciones tributarias.

Más información:
Hardman Agribusiness
Doug Hawkins
dh@hardmanagribusiness.com
www.hardmanagribusiness.com

Ralf Schmauder
olkegerunited@gmail.com
Fecha de publicación: