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Un científico alemán pasará un año en el frío

EDEN-ISS, un invernadero en la Antártida

La aventura de investigación sobre la propagación vegetal en la Antártida ya ha comenzado: el 8 de octubre de 2017, el carguero que transporta el contenedor con el invernadero especial partió de Hamburgo, rumbo a la plataforma de hielo antártica de Ekström. El viaje durará unas once semanas. Poco después de Navidad, el equipo del proyecto de investigación EDEN-ISS recibirá el invernadero de alta tecnología la Base Neumayer III del Instituto Alfred Wegener (AWI). El Centro Aeroespacial Alemán (DLR) está trabajando junto a socios internacionales para desarrollar un cultivo de hortalizas totalmente autónomo capaz de suministrar alimentos en regiones exigentes climáticamente, así como para las futuras misiones tripuladas a la Luna y Marte.



Cosecha abundante en la fase de prueba 
Desde finales de junio a finales de agosto de 2017, han prosperado pepinos, tomates, rábanos, pimientos, lechugas y hierbas aromáticas en la fase de prueba en el invernadero contenedor, que mide doce metros de largo. "Pudimos cosechar mucho en la fase de prueba en las instalaciones del DLR en Bremen", confirma el director del proyecto, Daniel Schubert, del Instituto de Sistemas Espaciales del DLR. "Ahora confiamos en que todo funcione bien en las duras condiciones de la Antártida".

En total, los investigadores produjeron más de 40 kilos de hortalizas frescas en la fase de prueba. Un aspecto fascinante es que el agua en este sistema de invernadero autosuficiente solo se libera para las frutas cosechadas. El resto se recicla y se reintroduce en las plantas. Bajo luces artificiales especiales, con temperatura controlada, sin uso de suelo y con el aporte de solo soluciones de nutrientes seleccionadas, las plantas crecen más rápido y de forma más productiva que en sus entornos naturales.


Paul Zabel en el invernadero EDEN-ISS 

Cultivo de hortalizas #MadeInAntarctica
El verdadero experimento de obtención de plantas en la Antártida empezará a finales de diciembre de 2017. Será entonces cuando Paul Zabel, científico del DLR, tenga listo el invernadero EDEN-ISS en la Antártida, en el que trabajará durante un año, tiempo en que se alojará en la Base Neumayer III, operada por el AWI. "A pesar de las duras condiciones de la región, los investigadores viven y trabajan en esta estación de investigación todo el año. En el verano de la Antártida, hay hasta 50 personas en la estación. En invierno, por el contrario, normalmente solo hay nueve personas: un cocinero, tres ingenieros, un médico y cuatro científicos", explica quien desde hace mucho tiempo es director de la estación, el doctor Eberhard Kohlberg. "Ellos conforman el equipo de invierno al que se le unirá Paul Zaber como décimo miembro".

Los colegas del proyecto EDEN-ISS ayudarán a Paul Zabel con la construcción y puesta en marcha del invernadero. Después, será el único responsable de las instalaciones y del cultivo de hortalizas durante la larga noche polar. Lo que coseche en los meses de oscuridad enriquecerá la dieta de la Neumayer III. En el mismo periodo, se recreará el escenario de suministro de una misión tripulada a Marte.

"Los preparativos para el invierno son emocionantes y ahora consumen mucho tiempo de mi rutina diaria", señala Paul Zabel. "Así te haces una idea de lo exhaustivos que deben ser los preparativos de una misión espacial, donde también hay que pensar en todo y estar preparado para todo". Zabel ya ha completado un entrenamiento de supervivencia en los Alpes como miembro del equipo de invierno de la Neumayer III. También ha participado en diversos seminarios sobre la tecnología de la estación y en un entrenamiento como bombero durante una semana. Hasta su partida en diciembre, participará en muchos más cursos preparatorios.

Producción de alimentos para el futuro
La producción mundial de alimentos es uno de los retos claves de la sociedad del siglo XXI. El crecimiento de la población mundial y los simultáneos cambios provocados por el cambio climático exigen nuevas formas de producción de cultivos incluso en regiones con climas desfavorables. En desiertos y zonas con temperaturas muy bajas, así como en misiones espaciales a la Luna y Marte, un invernadero cerrado permite producir alimentos independientemente de las condiciones meteorológicas, el sol y las estaciones, así como un menor consumo de agua y la ausencia de plaguicidas e insecticidas. Con el proyecto EDEN-ISS se probará durante un año un invernadero modelo para el futuro bajo las extremas condiciones de la Antártida. Está previsto que la construcción comience en diciembre de 2017 y finalice en febrero de 2018, tras lo cual se pondrán en marcha las instalaciones de investigación en el invierno de la Antártida, hasta diciembre de 2018.

Fuente: dlr
Fecha de publicación: