De acuerdo con Burnić, el camino hasta el éxito no fue fácil, les llevó casi dos años desarrollar un buen producto. "Las tiendas estaban saturadas de ajos insípidos de China y, al mismo tiempo, leímos un artículo sobre que el ajo negro era un superalimento, así que empezamos a diseñar una cámara de fermentación en la que el ajo se conservara en condiciones estrictamente controladas de temperatura y humedad. Es un proceso muy complejo".
Sus productos se venden en las tiendas desde el verano de 2015 y todo el proyecto se lleva a cabo con familiares y amigos. Trabajan con más de 50 tiendas de alimentación saludable y muchos restaurantes. Ofrecen ajo en envases de tres tamaños distintos (15, 30 y 200 gramos) y su producción anual de ajo negro asciende a unos 400 kilogramos.
Según un artículo de total-croatia-news.com, los Burnić poseen ahora en torno a 6.000 metros cuadrados de tierra y no emplean ningún producto químico, plaguicidas o fertilizantes artificiales, sino únicamente productos naturales.