Las larvas del taladro europeo del maíz se desarrollan sobre las plantas y los frutos. En el primer caso, provocan un rápido deterioro de la planta, mientras que, en el segundo, comprometen el valor comercial del fruto y pueden causar pudrición. Sea como fuere, es un enemigo peligroso al que los productores deben prestar una particular atención.
En caso de control integrado, se puede llevar a cabo una defensa directa mediante tratamientos insecticidas a base de los productos enumerados en las especificaciones de producción. Se deben llevar a cabo uno o dos tratamientos en función del nivel de infestación y de la duración del vuelo. En el caso de haber sufrido ya ataques, se pueden obtener buenos resultados con fórmulas microbiológicas de nueva generación con Bacillus thuringiensis spp kurstaki. Los tratamientos semanales se deben centrar en las larvas recién nacidas o, mejor incluso, en los huevos.
Las feromonas de la especie que se quiere controlar se deben liberar en el entorno para dificultar la comunicación e impedir o retrasar el apareamiento. El resultado son menos huevos y, por tanto, menos larvas.
Este método no es una alternativa a las estrategias de defensa tradicionales, pero puede introducirse en la defensa fitosanitaria en función de las necesidades de cada empresa.
En caso de que la población de taladros del maíz sea baja, puede garantizar buenos niveles de control sin la necesidad de otras intervenciones.
La confusión sexual se consigue con un difusor que libera las feromonas, similares químicamente a la versión natural. El producto está compuesto por dos microcapilares paralelos en polímero plástico que contienen la feromona concreta y están sellados. La abertura central permite aplicarlo en varios soportes con facilidad.
Una sola aplicación cubre toda la actividad de vuelo de los cultivos de pimiento. El diseño de doble tubo permite unos niveles de liberación excelentes y una aplicación rápida y sencilla. Los difusores se deben distribuir de manera uniforme dentro del invernadero respetando la dosis recomendada.
La estructura capilar permite que el difusor esté impregnado con sustancias activas incluso cuando queda poca cantidad. La superficie total no varía durante el periodo de exposición y la impregnación se mantiene constante.
Los difusores se deben instalar sobre los marcos o los alambres de soporte antes de que la generación de invierno eche a volar, calculando el periodo exacto con los datos de captura de las trampas o las prácticas fitosanitarias. La distribución tiene que ser lo más uniforme posible, con una mayor dosis en las esquinas del invernadero y cerca de las entradas. Las mallas antiinsectos son importantes, pues impiden que las hembras inseminadas entren en el invernadero.
Las plantas y los frutos necesitan un control constante para intervenir de inmediato con tratamientos de apoyo en caso de una situación crítica o niveles anómalos. La dosis es de 600-800 difusores por hectárea (60-80 difusores/1.000 metros cuadrados) en el periodo de liberación de la feromona (120-140 días).
La confusión sexual debe combinarse con otras técnicas de prevención como: mallas antiinsectos para impedir que las hembras inseminadas entren en los invernaderos; destrucción de los residuos de material vegetal cercanos a los invernaderos; rotaciones de cultivos lo más amplias posible entre cultivos susceptibles al taladro europeo del maíz (pimientos, guisantes, berenjenas).
La confusión sexual tiene muchas ventajas: es eficaz, es compatible con los abejorros y con la agricultura ecológica, no tiene un límite máximo de residuos, ni periodo de carencia ni intervalo de reingreso, y se puede combinar con medios de control ecológicos y químicos.
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