La tendencia decreciente en la superficie de uva chilena parece estar estabilizándose, según un informe reciente del USDA.
Aunque la superficie comenzó a disminuir en 2013/2014, lleva estabilizándose desde 2015/2016. Para la temporada 2017/2018, la superficie abarca 48.202 hectáreas. Las uvas de mesa chilenas tienen que competir con un margen de beneficios cada vez menor, debido a la mayor competencia mundial. La demanda, la calidad, el tamaño y las nuevas variedades desempeñan un papel destacado. Por tanto, los productores se han dado cuenta de que necesitan reemplazar las viñas viejas con nuevas variedades, lo que requiere una importante inversión de fondos. Sin embargo, a medio y largo plazo, las nuevas variedades son más rentables.
En las zonas del norte, Atacama y Coquimbo, las primeras uvas se cosechan a partir de noviembre y diciembre. Los largos períodos de sequía suponen problemas de disponibilidad de agua. Sin embargo, la temporada 2017/2018 se ha caracterizado por las precipitaciones invernales adecuadas, que ha resultado en embalses llenos y riego asegurado para los próximos cinco años.
América del Norte es el mercado más importante de las uvas. Las exportaciones en 2016/2017 totalizaron 344.180 toneladas, el 47% de las exportaciones totales de uva chilena. Esta temporada, el total es de 731.156 toneladas, un 6,4% más que en 2015/2016.
En 2017/2018, las exportaciones han disminuido un 24,38% en comparación con el año anterior. Se esperaba que abril alcanzara un pico en las exportaciones. En las tres primeras semanas de abril, las exportaciones ascendieron a 190.000 toneladas, más que en abril de 2017 (184.000 toneladas). Aun así, se estima que las exportaciones totalizarán sólo 720.000 toneladas, suponiendo una caída del 1,5%.