AgriSA escribió en un informe en mayo que los asesinatos en las fincas agrícolas estaban en su mínimo de los últimos 19 años. En ese informe, utilizó las estadísticas de crímenes de la policía, donde se mostraba que 47 personas habían sido asesinadas en las fincas agrícolas en 2017/18 y se produjeron 561 ataques.
El año donde más asesinatos en las fincas se registraron fue 1997/98, cuando fueron asesinadas 153 personas. El número de ataques recientes se ha reducido casi a la mitad en comparación con el año en que más ataques se produjeron, que fue 2001/2002 con 1.069.
El presidente de AgriSA, Dan Kriek, señala en el informe que el descenso de los ataques a las fincas agrícolas podría deberse a una mayor concienciación sobre la seguridad entre los agricultores y trabajadores, así como a una mayor cooperación entre la policía y las estructuras de seguridad locales. "Pese al descenso de los ataques a las fincas agrícolas y de los asesinatos en 19 años, los niveles de ataques y de asesinatos, y de la brutalidad coincidente, todavía son inaceptablemente elevados".
Kriek explica que en los dos últimos años les ha preocupado el aumento de los ataques a fincas agrícolas. En su opinión, eso muestra que "existe una amenaza clara para la comunidad agrícola".
Según un artículo publicado en timeslive.co.za, la mayoría de los ataques son consecuencia de las circunstancias socioeconómicas, que llevan a crímenes oportunistas. "El nivel de violencia asociado con los ataques a fincas agrícolas solo aumenta la conmoción, pero es imperativo que la gente se abstenga de hacer comentarios y afirmaciones incendiarias o de apoyarlas, pues incitan al odio y alimentan la tensión racial".