Durante años, los ladrones en toda Nueva Zelanda han robado aguacates de las plantaciones saliendo casi impunes, vendiendo el botín a los comerciantes y retailers. En abril de este año, por ejemplo, un productor en Oakland reportó el robo de 68.000$ en fruta de su finca, según el New Zealand Herald.
La razón es la gran demanda, que ha convertido a la oferta legal de aguacates en un negocio muy caro, según The New York Times.
La mayoría de los productores de aguacate en Nueva Zelanda exportan sus productos, con envíos por un valor total de 71,7 millones de dólares, en comparación con los 30,7 millones de dólares generados en ventas nacionales, según New Zealand Avocado Group.
Las importaciones están limitadas por regulaciones estrictas, por lo que los precios locales del aguacate se ven amenazados por las fluctuaciones que dependen de la demanda mundial y la producción nacional. Recientemente, han aumentado, alcanzando 5,11$ por pieza el año pasado.
La creciente demanda del exterior y en Nueva Zelanda ha llevado a los productores a convertir más de 1.000 hectáreas en fincas de aguacates, y se están invirtiendo grandes sumas en superficies ya existentes para mejorarlas.
En consecuencia, el gobierno de Nueva Zelanda está intentando abordar los delitos asociados con el aguacate. Los ladrones han sido supuestamente capturados, y el año pasado la policía en el país también vigiló las tiendas de frutas y hortalizas, presionando al mercado negro.
Fuente: profit.bg