“A los exportadores les resulta difícil controlar lo que compran”, dice Ayse Ozler, de Ozler Ziraat, Turquía. “La escala de producción en fresco es bastante pequeña, por lo que dentro del sistema de compra para la exportación no hay un modo adecuado de controlar lo que los exportadores compran”. Debido a que hay tantos pequeños productores de los que los exportadores obtienen sus productos, es difícil mantener unos estándares uniformes para toda la fruta y hortaliza que exportan, sobre todo cuando los pequeños productores no siempre se muestran comunicativos sobre lo que han empleado para cultivar su producto. Esto puede llevar a problemas a la hora de exportar a países como los de la UE, que tienen restricciones sobre los niveles máximos de residuos que pueden estar presentes en un producto. La situación se complica todavía más con el campo de minas normativo que los exportadores deben atravesar si quieren hacer negocios en los varios continentes.
“A menudo, los exportadores no exportan solo al mercado europeo”, aclara Ozler. “Normalmente, los exportadores turcos expiden a Europa, Oriente Próximo y Rusia, y cuando compran productos, quizá no tengan en mente exportar a Europa, así que no tienen en cuenta esas normativas, y solo envían allí el producto cuando reciben una oferta inesperada”. Esto ha llevado a algunos problemas como el rechazo de los productos procedentes de Turquía por parte de los países de la UE, que alegan que estos contienen un LMR por encima del permitido.
Para los exportadores turcos de cítricos, esta temporada ha traído complicaciones adicionales relacionadas con el suministro nacional de fruta. Las cálidas temperaturas durante octubre, que es cuando comienza normalmente la temporada citrícola, retrasó el inicio de la temporada unas seis semanas. Cuando la temporada se puso en marcha en diciembre, las temperaturas cálidas provocaron que la demanda fuera escasa, como señala Ozler. Para colmo, cuando los exportadores de limón intentaron garantizar la fruta para la temporada de exportación, se encontraron con que resultaba dificilísimo adquirir producto.
“La cosecha del limón acabó antes de lo previsto a causa de las heladas”, explica Ozler. “Por tanto, la gente comenzó a hacer acopio de limones y los precios locales subieron. Los exportadores no pudimos encontrar limones para la exportación y, cuando los encontramos, solo pudimos obtenerlos a precios irrisorios”.
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