Naranjas Torres produce ocho millones de kilos anuales de las consideradas variedades gourmet, lo cual representa un 20% de su volumen total. En concreto, se trata de la clase Powell en naranja, la cual se distingue por su baja acidez y por su elevado contenido en azúcares, así como de la Murcott y de la Orri en lo que a mandarinas se refiere, siendo ambas de equilibrado sabor y de bajo contenido en semillas.
“Dentro de lo posible, hay que ofrecer algo distinto. Las variedades gourmet dejan un gusto en el paladar agradable y exclusivo, el cual hace que se quiera repetir una vez han sido probadas”, afirma Fernando González, el subdirector de compras de la empresa. Se trata, en definitiva, de frutos que marcan una diferencia en el aspecto organoléptico y por su fácil pelado, que permite un consumo más cómodo y satisfactorio.
“Se procede del mismo modo en el campo y en la cadena de producción con todas las variedades. No obstante, la ventaja que tienen las gourmet es que son relativamente nuevas y que, al disponer de un royalty, su producción está delimitada, y así se evita que pueda llegar a una superproducción, como ya ha pasado con las naranjas Navelina o Navel Lane”, indica Fernando González. “Mientras este tipo de variedades no excedan su cantidad, su precio determinará que sigan considerándose gourmet”.
Aunque bien pueden desarrollarse en cualquier terreno que responda a las necesidades de los cítricos, Naranjas Torres trabaja los cultivos gourmet en el territorio de la Comunidad Valenciana y de Andalucía, principalmente.
Las tendencias gourmet vienen y van
Algunos factores, como el calibre de los frutos —el cual es de 3 para las naranjas y de 1X2 para las clementinas—, suelen mantenerse invariables. Sin embargo, el “juego de la producción”, como así lo define el subdirector de compras de la firma, hace que los productos a incluir en esta categoría gastronómica se alteren periódicamente. “Las variedades van cambiando con el tiempo. Por ejemplo, la naranja Navelate ha dejado de ser considerada gourmet”, ilustra Fernando González.
La próxima revolución cítrica
De esta forma, Naranjas Torres está ahora trabajando en el cultivo de una nueva clase denominada M7. Importada de Australia y perteneciente al Club de Variedades Vegetales Protegidas (CVVP), esta es una mutación de Navelina precoz y se presenta como una alternativa a ésta, ya que madura unas tres semanas antes. Su carne presenta una gran firmeza interna y externa, así como un característico sabor dulce, con menos ácido que la Navelina. “La idea es introducirla en el mercado dentro de dos años, cuando se espera que goce de una muy buena acogida debido a su singularidad”, añade Fernando.
“Contando con una superficie significativa de árboles jóvenes, nuestro objetivo es seguir aumentando la producción de nuestras variedades gourmet en los próximos años”, concluye.
Torres Hermanos y Sucesores S.A. es una empresa familiar ubicada en Almenara (Castellón) dedicada desde 1960 a la recolección, manipulación, envasado y comercialización de productos hortofrutícolas. Principalmente, naranjas y mandarinas, aunque también ofrecen melones, sandías, piñas y caquis, entre otros frutos. Torres combina una larga tradición y experiencia en el mercado con unas instalaciones punteras, dotadas de los últimos avances en recepción, conservación, manipulación y expedición de fruta.
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