“Hemos tenido unas condiciones meteorológicas extremas”, dice Niva Ben Zion, de Avniv. “La lluvia, el granizo y las bajísimas temperaturas a partir de enero afectaron a los pimientos”. Aunque la calidad del producto no se ha visto afectada significativamente, sí se han visto afectadas las cantidades. Niva no dispone de cifras referentes a la caída de la producción, pero señala que la fecha en que se impusieron los derechos arancelarios sobre los envíos con destino a la UE dice mucho de la caída en las exportaciones. Aunque los derechos suelen imponerse en torno a la segunda semana de enero, este año no se impusieron hasta febrero, cuando, supuestamente, las exportaciones por fin alcanzaron niveles comparables a los de mediados de enero en años anteriores. Los precios tampoco han sido favorables este año.
“No hemos observado mejoras en los precios ni en la demanda de producto israelí”, añade Niva. “Debido a que hubo suficiente suministro de producto español para completar los programas de los supermercados, los previos se mantuvieron relativamente estables”. Ese suministro también superó al de los pimientos israelíes, siendo este el primer año en que Niva recuerda que los supermercados alemanes no han pasado al producto israelí durante la segunda mitad de la temporada. Tampoco ayudó que la temporada neerlandesa del pimiento comenzara de forma temprana.
“Estamos acostumbrados a tener una ventana de oportunidad y quedarnos prácticamente solos en el mercado durante febrero y marzo, pero esta semana no la hemos tenido”, lamenta Niva. Eso se debe a una combinación de una temporada española ampliada y una temporada neerlandesa temprana. Ese tipo de competencia se ha convertido en la norma en el mercado europeo, que ha hecho que los productores israelíes se replanteen su crecimiento.
“La competencia y la disminución de la cuota de mercado no aportan valor añadido a los productores israelíes”, señala Niva. “Los costes de producción están aumentando y, con los malos tipos de cambio, los ingresos de los productores pronto no serán suficientes para cubrir los gastos”. Los exportadores deben hallar formas de recortar gastos o encontrar mercados más lucrativos.
“Cada vez hay más compañías que se agrupan para comercializar juntas, porque comprenden que juntas son más fuertes”, añade Niva. “También hemos observado un cambio de dirección hacia Rusia, porque ese mercado está creciendo y tiene una demanda enorme de productos hortofrutícolas frescos”.
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