Pollard fue uno de los ponentes principales en la conferencia de dos días de Pipfruit New Zealand que se celebró en Queenstown hace dos semanas, y visitó tres explotaciones en Otago Central y una bodega con los delegados durante un día de campo celebrado después de la conferencia.
La conferencia versó sobre el plan estratégico de Pipfruit New Zealand, que fue lanzado en la conferencia del año pasado y trazó la forma de alcanzar el objetivo de convertir el sector de la fruta de pepita en una industria de exportación de mil millones de dólares para 2022, según Pollard.
Señaló que el año pasado fue un año de récord para el sector de la fruta de pepita, que alcanzó una producción total de 550.000 toneladas, 320.000 toneladas para la exportación, con ingresos de 500 millones de dólares por esta actividad.
La fruta de pepita es un cultivo bienal —a un año de poco volumen le sigue un año de grandes volúmenes—, pero aunque este ha sido un año de descarga, se prevé que las exportaciones superen las 300.000 toneladas. Es probable que, pese al menor volumen, los ingresos sean similares a los del año pasado o los superen, según Pollard.
Otago Central es importante para la industria, pues contribuye con cerca de un 4% del volumen además de generar trabajo y contribuir de forma importante a la economía de la región, añade Pollard.
Abunda el positivismo en el sector
''La prueba de ello es la inversión de Turners and Growers/Baywa en Apollo Apples en la bahía de Hawkes, el éxito de Scales Corporation y la inversión en tres nuevas plantaciones y en tecnología poscosecha. El sector está atravesando una transformación y el futuro se presenta muy prometedor".
Las mayores oportunidades de crecimiento están en Asia, pero dado que muchos exportadores se han centrado en el continente, también se han generado oportunidades para llenar el vacío que podría quedarse en los mercados tradicionales de Nueva Zelanda, que son Europa, el Reino Unido y los Estados Unidos, en opinión de Pollard.
La conferencia de Queenstown ofreció presentaciones sobre novedades científicas y de investigación capaces de hacer que Nueva Zelanda le tome ventaja a su competencia, nuevas variedades que están surgiendo del programa de obtención de Pipfruit y la "nueva era de bioseguridad, un tema muy actual ahora mismo", indicó.
''La naturaleza nos ha concedido las mejores condiciones climáticas y geográficas del mundo para el cultivo. El sector de Nueva Zelanda ha añadido ciencia, investigación e innovación para convertirnos en los mejores productores del mundo, que producen las mejores manzanas del mundo", dijo Pollard.
El galardón anual Pipfruit New Zealand por la Contribución Destacada en el Sector fue concedido al doctor Mike Butcher, gerente técnico de Pipfruit New Zealand.
''El doctor Butcher se jubila este año, pero su contribución al sector es inconmensurable y sus esfuerzos han transformado la industria", aseguró Pollard.
Fuente: odt.co.nz