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Ramon Barba convirtió a Filipinas en el segundo mayor productor de mango del mundo

Ramon Barba quizá no sea el estereotipo de científico, pero los avances tecnológicos de este hombre sencillo han impulsado al país hasta convertirse en el segundo mayor exportador de mango del mundo.

Este hombre de 74 años se enorgullece de su trabajo en fisiología vegetal que ha sido adoptado en todo el mundo para simplificar la propagación de la floración del mango.

Barba describe su descubrimiento de aplicación de nitrato de potasio, o salitre, para inducir la floración del mango como "tsamba" (golpe de suerte), pero las exhaustivas investigaciones y el trabajo que le dedicó, así como el reconocimiento internacional que ha logrado, dicen lo contrario.

Inspirado por su abuelo
"Llegué a la horticultura por accidente", dice Barba, y señala que fue básicamente la presión social lo que lo llevó a estudiar Agricultura en la Universidad de Filipinas Los Baños (UPLB) en la provincia de Laguna en los años 50.

Con el tiempo se especializó en agronomía y fruticultura, inspirado por su abuelo, Juan Cabañas, antiguo funcionario de la Oficina de Industria Vegetal, y su profesor de universidad, el Dr. L.G. Gonzales.

Gonzales, considerado el padre de la horticultura filipina, lo convenció para estudiar los frutos. Según Barba, el profesor de la UPLB estaba estudiando por aquel entonces el ahumado de los árboles de mango como método para inducir la floración. El interés de Gonzales en este método, según Barba, caló en su pensamiento.

Modo más sencillo
"Era muy pesado, pero valía la pena. Por entonces me preguntaba si había un modo más sencillo". En aquella época se compró un libro sobre reguladores del crecimiento escrito por el doctor A. Carl Leopold que abordaba la aplicación de productos químicos sobre las plantas para hacerlas crecer más rápido e inducir la floración.

Este libro le enseñó fisiología vegetal avanzada y, en un momento dado, llegó a sus manos un trabajo sobre el Ehtrel, siendo el principal ingrediente el etefón, usado como regulador del crecimiento. Esto ocurrió mientras cursaba su doctorado en fisiología vegetal en la Universidad de Hawái, donde se especializó en frutas tropicales y cultivo de tejidos gracias a una beca.

Rechazo
Cuando Barba volvió al país en 1969 para retomar su trabajo como profesor en la UPLB, presentó una propuesta para estudiar el uso de etefón como medio para inducir la floración en los mangos. Su propuesta fue rechazada y le dijeron que ya había un estudio similar en marcha.

"Yo argumenté que aunque los dos estudiábamos la floración de los mangos, estábamos usando diferentes reguladores químicos del crecimiento", señala, pero no convenció a la UPLB.

Trabajaba todavía en la UPLB cuando el matrimonio Jose y Rita Quimson lo contrataron como asesor en su explotación de mangos en San José del Monte, en la provincia de Bulacán. Entonces tuvo la idea de pedir al matrimonio que le permitiera hacer experimentos con reguladores del crecimiento.

"Solicité los productos químicos para mi investigación y solo compré un pulverizador de un litro para el P27 y el P5 de cloruro de potasio. Apliqué Ethrel y nitrato de potasio en ramas alternas", explica, y añade que se sorprendió cuando los nudos empezaron a aparecer una semana más tarde en las ramas que había pulverizado con potasio de nitrato. Tras dos semanas, los nudos comenzaron a desarrollar flores y finalmente las ramas produjeron una gran cantidad de frutos.

Contribución de 40.000 millones de pesos
Barba dice que jamás imaginó que su investigación y su experimento darían lugar a una industria de miles de millones de pesos en nitrato de potasio, que se ha convertido en todo el mundo en un habitual inductor de la floración y ha hecho prosperar la industria del mango en el país, que contribuye a la economía cada año con 40.000 millones de pesos filipinos.

La novedad del descubrimiento de Barba está reconocida por una patente en Filipinas y otros países como los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda e Inglaterra, pero el científico no impuso patentes para que los agricultores pudieran utilizar la técnica libremente.

El nitrato de potasio como inductor de la floración del mando fue aceptado sin problemas por los agricultores porque era asequible y no resultaba perjudicial para las personas.

Barba pronto desarrolló Flush, que acelera el crecimiento y avanza la fructificación de los árboles acelerando su ciclo de crecimiento por temporada, para completar su primer descubrimiento.

Tras sus éxitos en el estudio de la floración, se centró en su especialidad de cultivo de tejidos. Su trabajo sobre la micropropagación junto con el laboratorio de cultivo celular y de tejidos del Instituto de Obtención Vegetal de la UPLB dio lugar a cambios en los patrones de producción de varios cultivos.

El trabajo de Barba fue reconocido finalmente cuando el presidente Aquino le concedió el fango y título de científico nacional por sus logros en fisiología vegetal y micropropagación. Este reconocimiento llegó cuarenta años después de haber sido considerado uno de los diez jóvenes más destacados para la agricultura del país en 1974.

Fuente: newsinfo.inquirer.net
Fecha de publicación: