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Un descubrimiento genético podría cambiar el sabor de las hortalizas

Un grupo de investigadores asegura haber descifrado el código genético de la colza y dicen que esto podría dar lugar a hortalizas de mejor sabor.

Unos investigadores de genómica de iPlant Collaborative de la Universidad de Arizona, ubicados en el BIO5 Institute, han ayudado a descifrar el código genético de la colza, conocida por ser una variedad cuyas semillas se utilizan par elaborar aceite.

La secuenciación proporciona a los científicos y fitotecnistas un mapa que pueden utilizar para centrarse en ciertos genes y, por extensión, en las rutas metabólicas de la planta. Por ejemplo, podrían tratar de crear un cultivar de brócoli que no amargara, o alterar la ruta de biosíntesis para modificar favorablemente el contenido de aceite de la colza.

Ser capaz de modificar el contenido de compuestos de sabor amargo tiene implicaciones que van más allá de lo concerniente al paladar, porque en la mayoría de las plantas esos compuestos químicos también proporcionan una defensa contra las plagas.

Además, ayudan a los científicos a comprender mejor cómo evolucionan los genomas vegetales en el contexto de la domesticación.

Durante siglos, se han obtenido brasicáceas en todo el mundo y esto ha dado lugar a una diversidad de productos suficiente para llenar diferentes secciones de los supermercados. El brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas, la col China, el nabo, las acelgas, la mostaza, el aceite de colza; todos ellos son diferentes encarnaciones del mismo género de plantas, Brassica.

"Los esfuerzos como este de secuenciar un genoma completo nos permiten abordar dos preguntas fundamentales", señala Eric Lyons, profesor asistente en la Facultad de Ciencias Vegetales de la Universidad de Arizona, quien dirigió el estudio. "¿Cómo nos ayuda la información genética almacenada en el genoma a comprender las funciones del organismo; y qué nos dice la estructura del genoma sobre la evolución de los genomas en general?".

Este esfuerzo, dirigido por instituciones de Francia, Canadá, China y los Estados Unidos, reveló que el genoma de la colza (o Brassica napus) contiene un gran número de genes —más de 100.000— debido a que surgió de una fusión de dos especies parentales, la Brassica rapa (col china) y la Brassica oleracea, un cultivar que incluye al brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas y las acelgas, entre otros.

"El grupo Brassica es muy versátil en cuanto a su uso humano", continúa. "En todos los cultivares, encontramos algo comestible. El genoma define lo que son las Brassica. También define lo que a los niños no les gusta comer", añade Lyons. "El sabor amargo de algunos cultivares como el brócoli o las coles de Bruselas procede de una clase de compuestos llamados glucosinolatos, y resulta que, precisamente, los genes que codifican esos compuestos han desaparecido del genoma de la colza".
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