Bactusense, inventado por el profesor Amir Saar, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y la profesora Ester Segal, del Instituto de Tecnología de Israel, fue patentado en mayo de 2014.
Este biosensor óptico utiliza microchips a base de silicona para la detección de bacterias en cualquier líquido. Puede calibrarse para identificar tipos específicos de bacterias en agua, alimentos, suelos o muestras de fluidos corporales.
Cada microchip del sistema costará menos de un dólar, mientras que el precio de toda la unidad óptica está estimado en aproximadamente 10.000 dólares, dependiendo de la finalidad.
Según la previsión de los investigadores israelíes, el biosensor óptico Bactusense será ampliamente usado en la industria alimentaria en los próximos años.