Chiquita es actualmente la única compañía que ha escogido Vlissingen. Según Franklin, existen varias ventajas relacionadas con este cambio. "Al cambiar de puerto y acortar la distancia, podemos descargar hasta cuatro días más rápido. Además, la gestión de los cargamentos en Vlissingen será más rápida. Gracias a llegadas más precisas, podemos añadir más valor a la cadena".
"Además, Kloosterboer ha hecho una oferta que nuestro nuevo propietario no ha podido rechazar. Gracias a ello, todo ha ido muy deprisa y en un periodo bastante corto la balanza se inclinó hacia Vlissingen", continúa Franklin. "No solo el precio ha sido decisivo, sino también la gestión sostenible de Kloosterboer, donde la energía para las instalaciones de almacenamiento se genera mediante turbinas de viento".
El puerto de Amberes, que asegura ser el mayor puerto de transbordo del mundo para bananas, perderá en torno al 20% de la facturación anual de bananas de un solo golpe. El transbordo de fruta genera 1,7 millones de euros al año, de los que la mitad corresponden a las bananas. "Chiquita es, afortunadamente, uno de nuestros clientes de bananas pequeños", apuntó Johan Claes, de BNFW, el pasado miércoles en el periódico económico flamenco De Tijd. "La marca ha perdido cuota de mercado en los últimos años en Europa. Sin embargo, un buque por semana, que representa 170 millones de kilos de bananas al año, se dejará notar, naturalmente".
El regidor del puerto de Amberes, Marc Van Peel, indica que la partida no tiene tanto que ver con la facturación neta, sino con aspectos como el sistema de turnos. "De nuevo, un gran jugador nos deja tras más de treinta años en el puerto. Chiquita es la prueba tangible de que se están marcando. Nosotros no queremos ser solo un puerto de contenedores, sino también un puerto de mercancías, pero hay que hacerlo posible", concluye.