El nuevo año comienza con una nota positiva en Lapouyade, donde a partir de octubre se ofrecerán unos sesenta puestos de trabajo a jornada completa para el cultivo de tomates. Dos invernaderos agrícolas se construirán en ocho hectáreas en las inmediaciones del vertedero de basuras de Veolia, que es de donde se obtendrá el calor necesario para la calefacción de los frutos.
Las trabas de carácter administrativo han retrasado ligeramente el proyecto desde que se firmó en 2013. El permiso de construcción fue validado a finales de año y los trabajos comenzarán en las próximas semanas, lo que supone un alivio para los socios públicos y privados del proyecto.
“Les Paysans de Rougeline y Veolia estuvieron a nuestro lado para que este proyecto tuviera éxito", insiste Hélène Estrade, alcaldesa de Lapouyade e impulsora de la idea en 2012. Indica que querían que el vertedero fuera una ventaja, no una fatalidad".
Tanto Les Paysans de Rougeline como Veolia apoyaron el proyecto; pese a sus diferencias y sus tan dispares actividades (agricultura e industria), ambos compartían un interés económico.
"Produciremos 6.000 toneladas al año en estos ecoinvernaderos, en un entorno cerrado, sin intervención de productos químicos", explica Gilles Bertrandias, director de Rougeline. Indica que con un descenso de entre el 30 y el 40 por ciento en los costes, podrán hacer frente a la competencia europea. La proximidad del invernadero a Veolia, que está desarrollando su red de calefacción con una inversión de unos 5 millones de euros, le otorga al proyecto cierta seguridad.
Para Alexander Mallinson, director regional suroeste en Veolia, "el proyecto proporciona verdaderas ventajas. Es ejemplar en términos de economía circular, desarrollo sostenible y cooperación entre socios".
La construcción debería estar finalizada en verano, lo que permitirá que los primeros treinta empleados, aproximadamente, comiencen en septiembre. Las plantas llegarán a los invernaderos en noviembre para una primera cosecha prevista en febrero.