“Mi oficina está situada en mi casa e importo unos dos contenedores por semana. Los contenedores los descarga R&M Forwarding en Schiedam, Holanda Meridional, y Dokus de Klerk en Barendrecht, también en Holanda Meridional”, explica Coert. Cuddy importa la mayoría de sus bananas de Ecuador, seguido por Colombia, mientras que Costa Rica proporciona la mayoría de sus piñas. “Los precios de las piñas se han disparado por el mal tiempo en Costa Rica. Los precios de las bananas fluctúan sobre una base anual, así que hay que fijarse en los resultados a largo plazo. Y al final todo depende de tener buenos expedidores; si tienes los volúmenes, puedes hacer la programación”.
Según Coert, no cabe duda de que hay sitio en el sector de la importación de fruta para ‘empresas de propietario único’. “Yo trato de ganar dinero en cada contenedor. Las grandes multinacionales recurren a mí, por ejemplo, si tienen piñas que no son adecuadas para los minoristas. Yo reenvaso las piñas para ellos y estoy alerta a futuras oportunidades de venta. Me mantengo alejado de los grandes minoristas que tienen obligaciones de entrega casi imposibles y todavía hay suficiente mercado para que pueda hacer negocio. Puedes ganarte la vida así. Sin embargo, tengo la desventaja de tener que poner dinero de mi propio bolsillo si quiero escanear un contenedor de un nuevo expedidor en busca de drogas. Eso me cuesta unos 540 euros. El Gobierno tiene que hacer algo al respecto”.
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