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Una nueva tecnología para la detección de enfermedades en las cebollas

Las cebollas, uno de los mayores cultivos de Georgia, corren mucho riesgo de desarrollar alguna enfermedad cuando se recolectan y almacenan. Para resolver este problema, los investigadores de la Universidad de Georgia han desarrollado nuevas tecnologías, incluyendo sensores de gas y métodos de análisis de imágenes, para detectar enfermedades en las cebollas. Su estudio acaba de publicarse en la revista Sensors.

Como parte de una beca de tres años, Changying “Charlie” Li, profesor asociado de la Escuela de Ingeniería, ha estado investigando cómo descubrir enfermedades latentes en las cebollas que no son fáciles de detectar para el ojo humano; enfermedades que pueden propagarse a las cebollas que se hayan cerca rápidamente, por lo que a veces se estropea hasta la mitad de lo almacenado.

Las cebollas, que tuvieron un valor en plantación de 93,1 millones de dólares en Georgia en la temporada de 2013, son susceptibles fundamentalmente de dos enfermedades poscosecha, conocidas como la podredumbre del cuello y la piel amarga, que provocan muchas pérdidas cada año. Son enfermedades difíciles de detectar superficialmente, así que Li y sus colaboradores han desarrollado técnicas que permiten monitorizar la calidad en las instalaciones de almacenamiento de las cebollas.

Junto con Glen Rains, profesor de entomología de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Medioambientales y profesor adjunto en la Facultad de Ingeniería, el laboratorio de Li ha diseñado una nariz electrónica, o e-nose, un dispositivo que detecta olores en el aire.

“Las narices electrónicas pueden ser un instrumento de bajo coste para detectar olores”, explica Rains. “Hay precedentes en el uso de narices electrónicas para identificar diferentes productos químicos en los olores”.

Las enfermedades poscosecha pueden provocar la degradación de las cebollas, su podredumbre y un olor único. La nariz electrónica es capaz de examinar el almacén de cebollas en busca de olores.

“Hemos desarrollado un sensor para detectar los olores de las cebollas enfermas”, comenta Rains. “Utilizando un microprocesador, la nariz electrónica recaba los datos y los envía a un ordenador, que determina los resultados”.

Li y Rains han probado la nariz electrónica con cebollas Vidalia, las cebollas oficiales del estado de Georgia. En colaboración con los agricultores de Vidalia, Li y Rains han podido probar con éxito la nariz electrónica sobre muestras de cebollas.

Aparte del sensor de gas, el proyecto de tres años también ha recabado otras tecnologías para combatir la expansión de las enfermedades poscosecha.

El grupo de Li ha desarrollado un sistema de análisis de imágenes para la detección rápida de cebollas infectadas de piel amarga en las líneas de envasado y así reducir potencialmente la dependencia de los inspectores humanos. El sistema de análisis de imágenes evita que las cebollas infectadas o de baja calidad se envasen y vendan a los consumidores. Otro sistema de análisis de imágenes busca cebollas con alto contenido en materia seca, que tienen valor práctico para la industria de polvo de cebolla y anualmente suponen más de 100 millones de dólares en ingresos.

Ahora, con las conclusiones de su proyecto, Li y Rains esperan continuar buscando formas de colaborar con el sector de la cebolla.

El artículo completo está disponible en www.mdpi.com/1424-8220/15/1/1252 (en inglés).
Fecha de publicación: