"Más allá de sus supuestos beneficios económicos, la fumigación aérea es una amenaza diaria a nuestras comunidades y el medioambiente", aseguró el presidente de MAAS, Dagohoy Magaway.
Magaway llegó a Manila el martes para asistir a la Comisión del Congreso sobre Ecología en la que se habló del proyecto de ley propuesto.
"Los plaguicidas dispersados mediante los aviones de fumigación contaminan nuestros pozos de agua potable y deja residuos en nuestros huertos de hortalizas y hasta en nuestros animales domésticos. Incluso empapa a nuestros hijos de camino al colegio. ¿Cómo puede alguien en su sano juicio pensar que la fumigación aérea es beneficiosa para la comunidad?", expuso.
El pasado febrero, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a los Alimentos también señaló la urgencia de la cuestión, e instó al Gobierno filipino a abordar el problema debido a sus riesgos para la salud pública.
Las plantaciones de banana prefieren la fumigación aérea porque es una forma barata y sencilla de administrar el fungicida para tratar el hongo de la sigatoka. Los partidarios de la industria sostienen que prohibir la fumigación aérea paralizaría la industria.
Sin embargo, en 2011, Interface Development Interventions (IDIS), miembro de la Fuerza de Trabajo Nacional contra la Fumigación Aérea, encargó un estudio económico que evaluara el impacto que tendría en las plantaciones de bananas un cambio de la fumigación aérea a la terrestre.
"Los resultados mostraron que incluso con la prohibición y el cambio propuesto a la fumigación terrestre, la industria puede sobrevivir al cambio.