De aquí unos meses, Romainville, una ciudad a 3 kilómetros de París, cultivará sus propios tomates, champiñones y fresas en una torre. Será la primera dedicada a la agricultura en Francia. Se estima que costará 5 millones de euros construirla y el primer ladrillo se pondrá de aquí a 15 días. Se construirá en el corazón de la ciudad y se han escogido especialmente los muros orientados el sur-suroeste por sus óptimas condiciones para el cultivo. Arquitectónicamente, es un cruce entre un invernadero hortícola gigante y una construcción industrial.
Todo el producto se cultivará sin suelo y se utilizarán fertilizantes cien por cien orgánicos. No se usarán fertilizantes químicos, pesticidas o iluminación artificial.
Se estima que la producción anual podrá alcanzar las 12 toneladas de frutas, hortalizas, flores comestibles, plantas y semillas, un buen volumen que podría abastecer a 200 familias. Aunque esta cifra no basta para cubrir las necesidades de los 25.000 habitantes de Romainville, es un proyecto enorme que crea empleo y llama la atención sobre la agricultura urbana.