La campaña citrícola española va arrancando con las cosechas de mandarinas Satsuma tempranas y, de momento, hay mejores perspectivas respecto al ejercicio anterior, tanto en precios como en calidad.“Empezamos a principios de septiembre trabajando Satsuma Okitsu en verde para el mercado nacional, mercado que está acostumbrado a consumir este tipo de producto. Diez días más tarde empezamos la exportación”, explica Manuel Barber, del departamento comercial de Barber & Caballero.
“La mandarina tipo Satsuma tiene sus mercados, pero gusta mucho en Reino Unido, Alemania y Países Bajos, aunque su demanda se detiene inmediatamente cuando vienen las primeras clementinas, excepto en los países tradicionalmente consumidores de Satsuma”.
De acuerdo con el exportador, el nivel de ventas es ágil y se mantiene una media de precios aceptables a medida que aumenta el consumo de cítricos en Europa con la llegada del frío. “Además de disponer de una menor producción este año por las adversidades climatológicas, en estos momentos está vaciándose el mercado de mandarinas del hemisferio sur, lo cual nos da más espacio para vender”.
Por otra parte, Manuel Barber señala que las fuertes ventas de cítricos con las que se ha mantenido la campaña del hemisferio sur “nos han ayudado a empezar a un mejor ritmo nuestra temporada”.“Prevemos una buena campaña en precios porque hay un menor volumen de producción. Nuestra empresa se ha anticipado en compras en campo para poder suministrar de forma continua nuestras marcas y calidades, aunque sigue habiendo mucha competencia en este sector y tenemos que ajustar los márgenes al máximo”, indica.
Con centrales en Algemesí y Tous, en Valencia, Barber & Caballero se especializa en la producción y comercialización de mandarinas y naranjas, aunque también trabaja fruta de verano, moviendo un total de 12 millones de kilos anuales.
“Trabajamos para mercados mayoristas, cadenas de fruterías y supermercados. Este año es posible que empecemos a trabajar directamente con un programa de supermercado, aunque es muy complicado porque hay que fijar un precio para seis meses y no se tiene en cuenta la constante oscilación de las cotizaciones en todas las variedades a lo largo de la temporada", cuenta Manuel. "Observamos que, cuando la fruta está cara en el campo, suele bajar la calidad en los supermercados, y cuando la fruta en el campo cotiza a bajo precio se puede encontrar fruta de más calidad en los puntos de venta".
Con la marca Pilarín, la empresa valenciana destina su producción principalmente a la exportación, sobre todo a Europa, y llega incluso a Kazajistán. “También exportábamos a Ucrania, pero con la bajada de la grivna salimos perjudicados en el cambio de moneda”, recuerda Manuel Barber.
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Manuel Barber
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