En torno a 1950, Garðyrkjuskóli ríkisins, en Islandia, plantó sus primeras bananeras a modo de experimento. A tan solo 285 kilómetros del círculo polar ártico, la plantación de la Escuela Nacional de Horticultura de Islandia es la más grande del norte de Europa, nutrida por una abundancia de manantiales termales volcánicos, cuyo calor es lo que hace que una idea imposible sea posible.
Tras las pruebas iniciales en los 50, el experimento se detuvo, ya que se había demostrado que se podía cultivar bananas en invernaderos en Islandia, aunque no de forma económicamente ventajosa. No obstante, la escuela decidió conservar sus plantas solo por gusto.
La escuela cuenta con varios invernaderos grandes. Además de bananas, cultivan café, cacao, aguacates y otras plantas que se suelen encontrar en el hemisferio norte. Las bananas son el grupo más numeroso, con en torno a cien plantas; el resto se cultivan en parejas.
Las temperaturas invernales de la zona suelen bajar de los 0 ºC y en verano alcanzan un máximo de 15 ºC, por lo que, incluso en un invernadero, puede hacer algo de frío para unas plantas a las que les encanta el calor y el sol. Pero con la calidez de los manantiales volcánicos, las temperaturas se mantienen estables a 21 ºC todo el año.
Por supuesto, al estar tan cerca del círculo polar ártico, la temporada de crecimiento también es más corta (normalmente, las bananas desarrollan sus racimos durante todo el año). De alguna manera, aunque el solo solo sale cuatro horas al día en los meses de invierno, estas bananas han sobrevivido en su hogar calentado de forma volcánica. Estas bananas de clima frío se cosechan de abril a junio. Más allá de las bananas, en la zona también se producen cultivos de invernadero más tradicionales, como los tomates.
Foto: Kasper Friis
Fuente: atlasobscura.com