La demanda del banano orgánico ecuatoriano no aumenta como se desea, principalmente por la falta de impulso en la producción y promoción del producto. Actualmente, los principales exportadores son grandes transnacionales y pequeños exportadores independientes. “En comparación con la producción de los bananos convencionales, la cosecha del banano orgánico se produce en una escala mucho meno. La producción convencional da como resultado un mayor número de cajas por hectárea, lo que, en términos básicos, es más lucrativo para los productores”, afirma Mercedes Molina, gerente comercial de Marplantis.
Ecuador tiene una capacidad productiva muy alta debido al clima favorable y las tierras productivas, que les brindan la oportunidad de producir 52 semanas al año. Pero el temor a las plagas y el costo elevado de mano de obra ha conllevado que la producción orgánica de bananos ecuatorianos no haya crecido significativamente en los últimos años, manteniéndose en un promedio 500.000 cajas a la semana.
“Muchos productores tienen recelos al llevar su producción convencional a orgánica, principalmente por el control de las plagas, que son muy difíciles de controlar. Esto dificulta el cultivo de productos orgánicos, dado que controlar el ingreso de enfermedades exclusivamente con productos naturales es muy complicado. Asimismo, vale recalcar que Ecuador es un país con un clima tropical húmedo, lo que enfatiza la aparición de plagas y acentúa las preocupaciones de cosechar sin productos químicos”, enfatiza la representante de Marplantis.
La principal diferencia entre la producción orgánica y la convencional es el uso de productos químicos. Si bien la fruta no se contamina por dentro en la cosecha de banano convencional, se debe tomar en cuenta que el nivel de contaminación del medioambiente es muchas veces muy alta. No hay que olvidar la exposición química de los trabajadores del campo, tóxicos con los que están diariamente en contacto que pueden generar enfermedades muy graves.
“La producción orgánica brinda muchas ventajas para todos los involucrados en la cadena de comercio. Tanto los productores como los importadores y los consumidores no deben olvidar que la producción orgánica tiene también como objetivo el cuidado del medioambiente, el suelo y la diversidad, así como de los trabajadores agrícolas, que son lo más importante en la cadena de producción. Las plagas se controlan con microorganismos y con productos certificados como orgánicos. La experiencia nos ha enseñado las técnicas necesarias y tenemos un buen manejo del problema”, finaliza Molina.
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Mercedes Molina
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