¡Suscríbase a nuestra newsletter y manténgase al día con las últimas noticias!

Suscribirse Ya soy suscriptor

Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.

Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web.
¡Gracias!

Haga clic aquí para leer la guía de cómo desactivar su bloqueador de anuncios.

Sign up for our daily Newsletter and stay up to date with all the latest news!

Suscripción I am already a subscriber
El sector hortícola ofrece muchas oportunidades de empleo

Un optimismo ilimitado llevó el cultivo de bananas a Islandia

Aunque las revelaciones de los papeles de Panamá han ocupado los titulares en Islandia, el temido mal de Panamá no afectó a las bananas islandesas hace sesenta años. La Universidad Agrícola de Islandia (UAI) dirige el último invernadero islandés dedicado al cultivo de bananas en su pequeño campus en Hveragerði, a unos 40 kilómetros al sudeste de Reikiavik. ¿Por qué hay bananos en Islandia? ¿Cómo llegaron allí? Hemos ido a investigar para desvelar este misterio.


Se cultivan varios productos en una sola "cámara".

A media hora de viaje desde Reikiavik, se encuentra el pueblecito de Hveragerði. Las únicas razones por las que se podría conocer a esta aldea son sus fuentes termales, que ahora están inundadas de turistas tras haberse publicitado en una guía de viajes, o por el pequeño departamento de horticultura de la Universidad Agrícola de Islandia. La escuela está dirigida por un puñado de profesores, que instruyen anualmente a docenas de estudiantes para prepararlos para trabajar en varios aspectos de la horticultura.


Gudridur Helgadóttir muestra el sustrato volcánico en el que se cultivan los tomates.

Campus anticuado
El campus está escondido detrás de la aldea, oculto a la vista por algunos árboles. Allí, hay varios invernaderos algo anticuados. Los bananos se cultivan en uno de estos invernaderos, y se llevan a cabo experimentos con otros cultivos tropicales. Sin duda, los invernaderos cumplen los antiguos estándares holandeses. Un invernadero se construyó en los años 50, pero todavía se yergue orgulloso. Los profesores y los estudiantes realizan un gran esfuerzo para mantener los invernaderos y las plantas en buenas condiciones.


El sistema de calefacción del invernadero.

En sus primeros años, el Colegio Islandés de Horticultura, en Reikir, a pesar de ser una institución pública, recibía una parte de sus ingresos de las hortalizas cultivadas en sus instalaciones y vendidas en el mercado. De esta manera, la escuela podía cubrir una buena parte de sus costes. Sin embargo, aquellos años son cosa del pasado. Desde que el colegio se convirtió en una institución pública y se combinó con la Universidad Agrícola de Islandia, el campus ha contado solamente con los fondos gubernamentales, que apenas son suficientes para mantener los pocos edificios del campus. A causa de una fuerte tormenta otoñal, una parte del tejado del edificio principal tuvo que sustituirse, pero al resto de las instalaciones también les vendrían bien tejados nuevos.


Uno de los tres invernaderos en el campus.

Una fuente de agua caliente y un sistema de calefacción creativo
Para calentar los invernaderos y los edificios, la Universidad posee sus propias fuentes termales, donde el vapor fluye desde la tierra. "El suelo aquí consta de formaciones de rocas calientes. El agua que se filtra se convierte en vapor, y eso es lo que cosechamos del suelo", explica Gudridur Helgadóttir, de la UAI. Desde su origen a 500 metros de profundidad, el vapor alcanza la superficie a temperaturas de entre 120 y 135 grados Celsius. Esa energía es gratuita, pero el mantenimiento es caro. El agua rica en minerales atasca las cañerías después de cierto tiempo; por lo tanto, hay que limpiarlas anualmente.


El pasillo principal; a izquierda y derecha están las "cámaras" en las que se cultivan los productos.

Los invernaderos están equipados con un sistema de calefacción muy creativo. De nuevo, es la combinación de pasión y un presupuesto pequeño lo que conduce a soluciones creativas. Una maraña de cañerías y válvulas son la base de la calefacción del invernadero. Algunos de los productos cultivados bajo los cristales son tomates rayados, pepinos y tomates amarillos. También hay espacio para las hierbas. Todas las condiciones ambientales del invernadero se pueden controlar, pero, en una cámara, se cultivan juntas varias especies de plantas por motivos educativos. "Las condiciones aquí dentro no son idóneas para ninguna de las plantas, porque están en el mismo espacio", explica la profesora, "pero necesitamos las plantas para enseñar a los estudiantes cómo gestionarlas, por lo que tenemos que llegar a un equilibrio en esa cámara y ver qué se puede hacer".


Algunas plantas tropicales más: una higuera y un cactus.

El crecimiento del sector hortícola
El año académico acaba de terminar y la UAI se prepara para unas largas vacaciones de verano. Entre 40 y 50 estudiantes se despiden, los invernaderos se limpian y el personal se encarga del mantenimiento. La media de edad de los estudiantes es de poco más de 30 años. "A menudo, ya tienen experiencia laboral en otros sectores. La verdad es que no tenemos estudiantes de menos de 18 años, pero eso también es porque no ofrecemos asignaturas generales". Tras un periodo de dos años y unas prácticas de 60 semanas, los estudiantes están listos. Entonces pueden matricularse en estudios de nivel superior.


Bananas en un invernadero islandés.

Hay suficiente trabajo en la horticultura en Islandia. "A los estudiantes se les suele ofrecer prácticas antes de graduarse. La industria necesita más personal. "La economía se está recuperando; el desempleo en la horticultura ronda el cero por ciento, lo que significa que es difícil encontrar personal para muchos sectores. El sector también atrae a los inmigrantes, especialmente de Polonia y los países bálticos.

Muchísimo optimismo
Este ambiente ideal para los productores islandeses posee un invernadero único en el que se cultivan especies tropicales y meridionales. Entre los higos, el café y las uvas, se pueden encontrar los cien últimos bananos de Islandia. Las bananas se introdujeron en Islandia con muchísimo optimismo a principios del siglo XX.


Helgadóttir muestra los distintos tomates que se cultivan en el invernadero. Para el proceso de cultivo, se utiliza un sustrato volcánico.

En los años 20 del siglo pasado, se introdujo el primer cultivo comercial de invernadero en Islandia. "Coincidió con el lanzamiento de los proyectos de calefacción de los distritos", relata Helgadóttir. "Durante los primeros años, probamos de todo, incluso bananas y uvas". La viticultura en los invernaderos decayó en los años 70, cuando el Gobierno eliminó varias restricciones de importación. Las uvas islandesas no podían competir con las importadas.


Las bananas tardan un año y medio en poder cosecharse.

¿Bananas Gros Michel?

Los productores descubrieron a mediados de los años 50 que el cultivo de bananas en los invernaderos islandeses no era factible comercialmente, y los últimos bananos se donaron al UAI, que se encargó de las plantas. Sesenta años después, su superficie consta de entre 500 y 1.000 m². "Los bananos han pasado a formar parte de la imagen de Islandia; son parte de nuestra cultura".


Se desconoce de qué variedad son estas bananas.

Hace falta casi un año y medio para que un banano dé frutos. Sin embargo, a qué especie pertenecen no está del todo claro. El origen de estas plantas se remonta a antes del brote del mal de Panamá en los años 50, que exterminó la variedad Gros Michel o Big Mike. Esta variedad de banana era la más extendida en aquellos años. Después de que la enfermedad destruyera las plantaciones, la Cavendish pasó a ocupar su posición dominante. Los bananos del invernadero, ocultos en las profundidades de Islandia, aún podrían pertenecer a esta antigua variedad, pero la Universidad no está segura. El misterio que rodea a las bananas islandesas solamente ha podido resolverse en parte.

Más información:
Universidad de Islandia
Gudridur Helgadóttir
+354 433 5000
gurry@lbhi.is
www.lbhi.is
Fecha de publicación: