¡Suscríbase a nuestra newsletter y manténgase al día con las últimas noticias!

Suscribirse Ya soy suscriptor

Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.

Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web.
¡Gracias!

Haga clic aquí para leer la guía de cómo desactivar su bloqueador de anuncios.

Sign up for our daily Newsletter and stay up to date with all the latest news!

Suscripción I am already a subscriber

"Argentina: "No pudimos aprovechar toda la demanda europea"

A un par de meses de finalizar la campaña de mandarinas en Argentina se siguen sintiendo los efectos que los cambios climáticos y la coyuntura internacional han tenido. Muchos consideran que, en comparación con la campaña pasada, este año se tendrá una disminución de más del 20%. Los productores de la región nos comentan la situación actual: “Si bien la campaña de mandarinas está en buen camino, tendremos muchos menos volúmenes que el año pasado; principalmente, porque esta campaña empezó bastante tarde. Este retraso se debe a que el mercado ruso se mostró muy inestable al comienzo de temporada, y Argentina tiene una variedad básicamente para exportaciones a este mercado. Al ver esta inestabilidad, muchos productores y exportadores no llegaron a cosechar esta variedad”.

Asimismo, la situación actual se ha visto afectada por la baja rentabilidad que algunos cultivos han generado en los últimos años, lo cual da como resultado que muchos productores independientes hayan descuidado sus tierras y hayan generado una producción limitada. “Es una mezcla de cuestiones de producción y de mercado, hay poca fruta, pero de buena calidad. Las empresas medianas y grandes han cuidado sus cultivos de forma apropiada, por lo que tienen producciones adecuadas, pero muchos de los pequeños agricultores no han tomado las medidas apropiadas”.


 
“A pesar de las mermas en la producción, hay mucha demanda desde Europa que no pudimos aprovechar. A nivel nacional no tenemos suficiente fruta que cuente con la certificación requerida por la Unión Europea, por lo que las exportaciones son un poco más complicadas. Los costos elevados de estas certificaciones están obligando a muchos exportadores a considerar la posibilidad de exportar a otros mercados más atractivos y menos exigentes. Con el paso de los años, el número de hectáreas certificadas para exportaciones a este continente está disminuyendo significativamente”, comentan exportadores de la zona.

En los meses de campaña que quedan, no se espera tener un cambio significativo en esta situación, por lo que la tendencia es dirigirse a países con requerimientos de exportación más accesibles. “Estamos prefiriendo optar por países como Rusia, donde los costos de certificación son mucho menores y la demanda es relativamente estable. Asimismo, destinos como Filipinas e Indonesia son mercados relativamente nuevos que están tomando parte de la producción que antes era destinada a Rusia. Nos están pagando 10 dólares por caja de 10 kilos, lo que es un precio bastante equivalente al precio que hemos recibido en años pasados”.