La primavera y el inicio del verano se han caracterizado por granizos y tornados, por lo que la protección de cultivos se ha vuelto esencial. "Los nuevos huertos deben estar provistos de coberturas contra estos fenómenos, además de la contra el agrietamiento y la bacteriosis en lo concerniente a los kiwis", explica Robert Spinazzè, de Spinazzè Group.
Cubiertas en un huerto de manzana.
"Los agricultores ya no solicitan los protectores tradicionales, sino que piden cubiertas para proteger sus cultivos. Estamos trabajando con compañías socias para satisfacer esas necesidades. En cuanto a los kiwis, por ejemplo, estamos llevando a cabo pruebas en varias zonas para ver cuáles son las diferencias entre la fruta que crece en Latina y la que crece en Emilia-Romaña. El seguimiento constante nos ayuda a desarrollar nuevas soluciones".
Cubiertas en hileras.
Los primeros resultados ya se muestran prometedores. "Los kiwis crecen bien bajo mallas antilluvia, ya que las temperaturas son más bajas y se da el microclima ideal. Por supuesto, estas estructuras son bastante peligrosas debido al viento, lo cual causa muchos problemas. De todas formas, nos dirigimos hacia cubiertas totales que funcionan contra la Halyomorpha halys y otros parásitos peligrosos.
En lo referente a la fruta de hueso, se están desarrollando los sistemas de una hilera para favorecer tanto a la cosecha como a la aplicación de los tratamientos. "Otro aspecto positivo es la relación entre cantidad y calidad de luz. Escoger las mallas es, por tanto, una opción estratégica, ya que deben proteger los huertos contra los fenómenos meteorológicos y garantizar la alta calidad de la fruta".