El veto ruso provoca pérdidas de 8.600 millones de dólares en Occidente

Rusia calcula que las pérdidas provocadas por el veto ascienden a 8.600 millones de dólares para Occidente. El servicio fitosanitario también calcula que Rusia ya ha destruido 7.282 toneladas de frutas y hortalizas. El país está trabajando en la mejora de sus relaciones con Turquía, y un posible avance es la retirada del veto. Sin embargo, Rusia está vetando ahora productos de Bosnia. Además, a Azerbaiyán e Irán se les ha concedido muchas oportunidades, y las compañías moldavas vuelven a contar con permisos de exportación. En un tono mucho menos positivo, las compañías de Tayikistán aseguran que los clientes rusos no están cumpliendo con sus compromisos.

El Ministerio de Desarrollo Económico ruso ha calculado un total de pérdidas en exportaciones para los países vetados (EE. UU., UE, Canadá, Noruega y Australia) de 8.600 millones de dólares en 2015. En 2015 se exportó un 96,5 por ciento menos en valor que en 2013. El volumen ha descendido un 98,9 por ciento, es decir, 4,3 millones de toneladas.

Para Albania, Montenegro, Islandia y Liechtenstein, que se incorporaron a la lista de países vetados en agosto de 2015, las exportaciones se redujeron un 85,8 por ciento, o 91,3 millones de dólares, entre agosto y diciembre de 2015. La NFO (Organización Holandesa de Fruticultores) ha calculado que el sector holandés ha perdido entre 100 y 125 millones de dólares en ventas. Las preocupaciones por las consecuencias para el sector están aumentando.

Las relaciones entre Turquía y Rusia están mejorando deprisa. Se están manteniendo conversaciones a nivel gubernamental y en la agenda también figura la retirada del veto a las frutas y hortalizas frescas turcas. Esta semana, la delegación rusa que visitó Turquía presentará un informe. Esta semana se ha fijado una reunión entre ambos presidentes para poder tratar las relaciones entre los dos países.

El veto a los productos turcos dio lugar a pérdidas de 209 millones de dólares para Turquía en el primer trimestre de este año, según los cálculos del Ministerio de Desarrollo Económico ruso. Dada la mejora de las relaciones entre ambos países, existen muchas probabilidades de que se retire el veto.

Desde el 6 de agosto de 2015, el servicio fitosanitario ruso ha destruido 7.282 toneladas de frutas y hortalizas, ha anunciado el Rosselkhoznadzor. La mayoría de los productos se destruyeron en las regiones occidentales de Rusia: Briansk y Smolensk (más de 2.700 toneladas), Tver y Pskov (casi 1.900 toneladas), Rostov, Volgogrado y Kalmukia (más de 600 toneladas). Los productos que más a menudo se interceptan son manzanas, peras, melocotones, tomates, pimientos, berenjenas, fresas, naranjas, mandarinas y uvas.

El sector hortofrutícola bosnio se enfrenta a la pérdida de millones de euros ahora que Rusia ha decidido cerrarle las fronteras por problemas de seguridad alimentaria. A Rusia le preocupa la falta de información sobre la salud de las plantas y el ministro bosnio se ha negado a permitir una inspección rusa. El veto coincide con el periodo de cosecha y muchos agricultores han vendido sus productos a compañías rusas bajo contrato. En los dos últimos años, el sector bosnio se ha centrado en el mercado ruso.

Según el Ministerio de Agricultura de Azerbaiyán, el país incrementará las exportaciones a Rusia. Durante la primera mitad de este año, las exportaciones ya han aumentado un 27,5 por ciento; un 13,1 por ciento la exportación de fruta y un 33,1 por ciento la exportación de hortalizas. Según el ministerio, el 7,4 por ciento del mercado ruso del tomate está en manos de Azerbaiyán, mientras que el año pasado esa cifra era de tan solo el 1 por ciento. Además de a Rusia, también están creciendo las exportaciones a Irán, EAU, Turquía, Irak y Turkmenistán.

Según la agencia rusa de noticias Tass, la resolución que exige la retirada de las sanciones contra Rusia ya está lista para su firma. En el receso estival se llevará a cabo un debate, según el impulsor Aldo Carcaci. Este otoño, el debate sobre el futuro de las sanciones que siguen en vigor hasta 2017 se producirá a nivel europeo.

El servicio fitosanitario ruso ha publicado una lista de 43 compañías moldavas a las que se les concede permiso para volver a exportar a Rusia. La lista se redactó tras una visita al país en la cual se inspeccionaron dichas compañías. El 22 de julio se exportaron las primeras manzanas, peras, membrillos, albaricoques, cerezas y nectarinas.

La provincia iraní de Mazandarán indica que tiene 500.000 toneladas de fruta disponible para el mercado ruso. Según la provincia, los kiwis y los cítricos son los productos principales. Irán produce un total de fruta de alrededor de 3 millones de toneladas. El Gobierno provincial de Irán y el Gobierno ruso del estado de Astracán han hablado sobre la posibilidad de envasar los productos en la citada región rusa. En ese caso, al menos el envasado cumplirá los requisitos rusos.

Según el ministro de Agricultura de Tayikistán, las compañías rusas no están cumpliendo los compromisos acordados previamente. Este año se firmaron unos acuerdos sobre la compra de cebollas y patatas, pero los rusos no están comprando estos productos y los productores están ahogados en las pérdidas. Tayikistán ya ha exportado 87.000 toneladas de frutas y hortalizas frescas a Kazajistán, Rusia, Kirguistán y Afganistán este año.

Un estudio de Nielsen muestra que el 64 por ciento de los consumidores rusos opinan que los productos de temporada de los mercados saben mejor que los de los supermercados. Dos de cada tres rusos también opina que los mercados ofrecen más opciones y tienen mejores precios. Una explicación es que los productos de los mercados son de cultivo local o proceden de países vecinos. El gasto en frutas y hortalizas ha disminuido en los meses de verano, en parte debido a que muchos rusos disponen de un huerto de hortalizas propio.

Pese a que los precios de las frutas y hortalizas están subiendo, muchos rusos prefieren comprar estos productos como sustituto de la carne, por lo que la carne se convertirá en un producto de lujo. La buena cosecha de patatas y un tipo de cambio más favorable en temporada baja, entre otras cosas, han compensado la subida de los precios.