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Este árbol podría salvar el sector de la cereza ácida de Míchigan

Los agricultores de Míchigan producen cerca del 80% de las cerezas ácidas de los Estados Unidos y los árboles se encuentran amenazados. El culpable es un primo malvado de la mosca de la fruta. Ahora, es posible que los obtentores hayan dado con una solución.

El pasado diciembre, durante la Great Lakes Expo, una conferencia anual que atrae a productores de frutas y hortalizas de toda la región, se habló de la drosófila de alas manchadas, una mosca del vinagre invasora, más pequeña que la uña del dedo meñique, que está causando estragos en fruta saludable en fase de maduración en todo el mundo.

Como otros miembros de la especie Drosophila, esta mosca deposita sus huevos cerca de la superficie de frutas de piel fina como las berries, las cerezas y las uvas. Sin embargo, mientras que otras frutas se interesan por la fruta dañada o en proceso de descomposición, la hembra de la drosófila de alas manchadas está equipada evolutivamente para infectar la fruta perfectamente sana, gracias a un ovopositor serrado que tiene en el abdomen y que utiliza para perforar la fruta y depositar sus huevos bajo la piel. Los daños pueden pasar totalmente desapercibidos para los agricultores hasta que la fruta empieza a desintegrarse.

Esta invasora minúscula y destructiva acabó con alrededor del 21% de los cultivos de cereza ácida del estado de Míchigan en 2016.

Mientras los investigadores de todo el país trabajan en soluciones para combatir la drosófila de alas manchadas, una solución en potencia para el sector, valorado en 54 millones de dólares, podría estar a unos 40 kilómetros de DeVos Place. Allí, enclavado entre miles de otros árboles, se encuentra una aparentemente frágil masa de ramas y raíces: un pequeño cerezo que podría ser la clave para salvar al sector de la cereza ácida de Míchigan de su amenaza más urgente.

Para los productores de cerezas ácidas, la idea de un árbol de maduración temprana no solía gustar porque cabía la posibilidad de que interfiriera con la cosecha y el procesamiento de la cereza dulce.

Pero la drosófila de alas manchadas cambió las cosas. Ahora, la idea es encontrar un árbol de maduración temprana que también florezca tarde. Así, el árbol se libraría de los daños causados por las heladas y, al mismo tiempo, llegaría al punto de cosecha lo suficientemente pronto como para evitar el "auge estival", cuando la mosca está en su nivel máximo.

La obtentora Iezzoni y su equipo encontraron un árbol con esas características, el Prunus cerasus. "El vástago en sí mismo no tendrá éxito", advierte Iezzoni. "Tendré que cruzarlo con diferentes cosas para obtener otros rasgos, y nunca se puede predecir lo que va a salir".

Aun así, su hallazgo podría ser el primer paso hacia algo prometedor. Por ahora, Iezzoni dice que está esperando a la primera floración, que se producirá este mes más adelante.
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