España: Los agricultores retrasan la recolección de la cosecha de algarrobas por el hundimiento de las cotizaciones
Efectivamente, el cultivo de la algarroba experimentó hace algunos años un cierto auge en la Comunitat Valenciana como consecuencia de la revalorización del “garrofí”. Las industrias alimentarias usan el “garrofí” (la semilla de la algarroba que se encuentra en el interior de la vaina) como un espesante natural de gran calidad para la elaboración papillas, helados y otros artículos. Sin embargo, en los últimos tiempos las citadas industrias han venido sustituyendo el empleo del “garrofí” por una semilla procedente de china que cumple similares funciones y que a pesar de no tener tanta calidad se comercializa a precios sensiblemente más bajos.
Toda esta coyuntura de mercado ha ido empujando a los cultivadores de algarroba a una situación límite que está cristalizando esta campaña con toda su crudeza. Así, si hace cinco años la cotización del kilo de algarroba se situaba en 60 céntimos, durante el pasado ejercicio descendió hasta los 21 céntimos (-65%) y este año la caída en picado se ha concretado en torno a los 18 céntimos por kilo (-70%), lo cual vuelve de todo punto inviable la práctica de un cultivo que en la Comunitat Valenciana se concentra en poblaciones del interior como la Hoya de Buñol, Pedralba, Bugarra, Turís o Llíria y que en los últimos años ha contribuido al sostenimiento de las rentas de muchas familias.
Sin embargo, la complicada situación de mercado que afrontan los agricultores que tienen campos de algarrobas es aprovechada por los delincuentes que han encontrado en la agricultura un terreno propicio para sus fechorías. AVA-ASAJA denuncia que bandas de ladrones perfectamente organizadas han desencadenado una oleada de robos en las explotaciones de algarrobas y han puesto en marcha todo un mercado negro en torno a este producto que se canaliza a través de una red de almacenes clandestinos. En este sentido, el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, reclama “una respuesta rápida y contundente por parte de las administraciones y un aumento de la vigilancia en estas zonas del interior, que es donde se aglutina en estos momentos la delincuencia que asola nuestra agricultura”.
Asimismo, el máximo responsable de esta organización agraria alerta acerca de los elevados coste medioambientales que acarreará la crisis de la algarroba si el panorama no cambia radicalmente. “A este paso, vamos a dejar que se pierda un cultivo histórico y milenario que, además de su valor económico, actúa como cortafuegos y es un aliado importante en el mantenimiento del paisaje y del territorio porque ayuda a frenar el grave proceso de desertización y abandono al que nos enfrentemos. La Unión Europea debe tener muy presente lo que está ocurriendo y diseñar unas políticas agrarias capaces de ofrecer soluciones y respuestas satisfactorias”, subrayó Aguado.
Fuente: AVA-ASAJA