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´La exportación de la patata poblera extratemprana supone el 23% de España´

Joan Mateu es un pobler enamorado de su trabajo. Vive la comercialización de la patata de una forma intensa. Tal es su vocación que dejó el trabajo seguro de contable en un banco para fundar una empresa comercializadora que el año pasado exportó el 55 por ciento del volumen total de patatas de sa Pobla que se comercializaron en el exterior.

—¿A qué países de Europa se exportan más patatas?
—Tradicionalmente las patatas de sa Pobla tenían su mercado potencial en el Reino Unido, pero progresivamente hemos perdido fuerza y nos hemos abierto a otras zonas de Europa como son los países escandinavos y más recientemente los países del este. Aun así, el Reino Unido tiene que seguir siendo nuestro marco de referencia y no tenemos que abandonarlo.

—¿Cuáles son las bazas de la patata poblera?
—Su gran calidad y el excepcional sabor que tiene. La calidad del tubérculo se ve respaldada por un gran número de disciplinados agricultores que lo cuidan de manera excepcional, además de un sector empresarial que envía en tiempo récord el producto a cualquier supermercado de Europa. Los agricultores de sa Pobla siempre han evolucionado en positivo y han llegado a endeudarse para estar en la vanguardia en cuanto a maquinaria. La exportación que hace sa Pobla de su patata novella (extratemprana) supone el 23 por ciento de la exportación total de España.

—¿A qué impedimentos se enfrentan los agricultores poblers?
—Por una parte, los costes de producción son muy elevados y provocan que la rentabilidad sea menor. Existe además el problema de la insularidad y, lo más importante, que la Unión Europea tiende a la liberalización total. Permite que, como ocurrió el año pasado, países como Egipto e Israel entren una producción descontrolada en Europa. La liberalización es un ataque miserable contra los intereses de la agricultura.

—¿Cuál es la solución?
—Hacer ver a Europa que la agricultura no se dirige desde un despacho y reclamar que se aplique un plan estratégico que garantice la continuidad del sector. Pero sobre todo, seguir luchando, esperar que la situación se tranquilice y mantener nuestra presencia internacional. Al mismo tiempo, el sector necesita cariño autóctono.
—¿Está condenado a muerte el cultivo del tubérculo en sa Pobla?
—Tengo la esperanza que dentro de unos años cuando la gente pase en coche por las marjals pobleres no lamente: "¡Mira!, aquí antes sembraban patatas". No voy a negar lo evidente, el sector agrario lo está pasando mal desde hace mucho tiempo, no hay seguridad que nos ampare, pero no podemos lamentarnos, hay que mirar al futuro y seguir luchando. En sa Pobla se produce lo mismo que en los últimos 7 u 8 años, pero el beneficio económico no es el mismo.

—¿Hay realmente una generación joven potente detrás que puede seguir al frente?
—Creo que sí. En la actualidad en sa Pobla hay 120 payeses que se dedican al cultivo de la patata, son muy profesionales y disponen de las últimas tecnologías para garantizar una cosecha de calidad. Aunque la agricultura es dura, puede ser refugio de mano de obra que no tiene salida en otros sectores.

—A mediados de mes terminará la siembra de la patata, ¿Cuáles son las expectativas de su empresa?
—Hasta ahora la siembra del tubérculo ha sido buena pero ha tenido que interrumpirse por la llegada de las lluvias, que en un principio eran bien recibidas, pero si sigue lloviendo nos puede perjudicar. Estamos en diciembre y no hace frío, por lo que las patatas que se sembraron antes y ya han nacido, pueden verse perjudicadas por la aparición de enfermedades o afecciones por hongos. Las que aún están por sembrar han visto su cultivo levemente retrasado. Todavía es pronto para hacer una valoración a ciencia cierta.

— Y el año pasado, ¿el resultado fue positivo?
—La campaña anterior estuvo marcada por una cosecha muy amplia y aunque el principio fue muy esperanzador, el final fue bastante malo. No obstante, el volumen de la cosecha fue satisfactorio.


Fuente: Diariodemallorca
Fecha de publicación: