Hisashi Tarukawa, de 64 años de edad, puso fin a su vida tras el desastre nuclear de Fukushima. Anteriormente, le habían prohibido vender sus hortalizas debido al desastre. El mundo de Tarukawa se vino abajo. Su familia emprendió acciones legales contra la compañía eléctrica TEPCO después de su muerte. Mantenían que TEPCO era responsable de la muerte de un miembro familiar y exigieron una compensación. Sorprendentemente, esta acción finalmente ha dado sus frutos: a finales de mayo, TEPCO admitió que el desastre nuclear había influido en el suicidio del productor. Posteriormente, se reunió fuera de los tribunales con la familia y alcanzaron un acuerdo para mantener el silencio sobre los detalles.
Este se trata de un caso único, ya que TEPCO no había respondido a este tipo de acusaciones hasta ahora. Sin embargo, el caso todavía no se ha cerrado para la familia, pues quiere que TEPCO se disculpe de manera oficial. La compañía eléctrica no quiere llegar tan lejos. Por razones legales, TEPCO no quiere crear un precedente.
