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España: El largo viaje de la fresa

Cuando se habla de fresa, automáticamente nos viene a la cabeza la imagen Huelva. Fresa como motor para la creación de empleo, nacional o de inmigración; fresa para inundar los mercados comunitarios; fresa como una de las primeras actividades de la provincia en generación de la renta agraria. En definitiva, fresa producida en una zona, pero a partir de una planta que, en su mayor parte, ha llegado tras un viaje de miles de kilómetros desde el otro lado del Atlántico, con parada de cinco meses para su reproducción bajo las temperaturas extremas de los campos de Castilla, donde se ha generado una importante industria viverista que ha creado miles de puestos de trabajo en el medio rural.

Como sucede con otros cultivos, especialmente con el de hortalizas en los invernaderos almerienses, la fresa es una de esas producciones clave en la actividad del sector agrario español, donde se mantiene una fuerte dependencia de la tecnología exterior. En el caso de esta fruta, hace unos años casi el 90% de la planta de la fresa que se cultivaba finalmente en Huelva tenía su origen en las investigaciones desarrolladas en la Universidad de California, fruto de los trabajos realizados por esa entidad junto a la empresa cordobesa Eurosemillas. A partir de esos trabajos, son varias las compañías que desarrollan el cultivo de las plantas madre en Estados Unidos sobre unas 2.000 hectáreas en colaboración con la Universidad. Es en ese proceso de investigación donde se inicia el recorrido de la fresa.

Las plantas madre son adquiridas por el segmento de los viveristas, que deben abonar un precio por planta de entre 13 y 20 céntimos de euro, así como el importe de los royalties a las compañías implicadas en la investigación.

El precio de venta de cada planta oscila entre ocho y 10 céntimos de euro. Esta planta es debidamente seleccionada y se somete a un proceso de refrigeración a dos grados para su envío inmediato a los agricultores que serán los productores finales de la fruta. La mayor parte de esta planta tiene como destino Huelva y Marruecos para que entre en floración rápidamente desde el mes de enero.

Aproximadamente un 10% de las plantaciones se arrancan en el mes de diciembre, tras haber soportado ya los primeros rigores del invierno. Esta planta, conocida como frigo, no se refrigera, sino que se congela para su envío desde el mes de marzo a los países del centro de Europa, especialmente a Italia, Alemania u Holanda, para su plantación inmediata a fin de entrar en producción en los meses de verano, sin solaparse con la fresa de Huelva.


Fuente: Elpais.com
Fecha de publicación: