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España: Los europeos piden rigidez en los productos ecológico

En la Semana de la Agricultura Ecológica se han destacado datos significativos de este sector. Por ejemplo, que el 44 por ciento de la producción se exporta, lo que genera una balanza exterior positiva de 295 millones de euros, o el 32 por ciento de las industrias ecológicas que venden en el exterior. También destaca el incremento del 20 por ciento en el número de establecimientos industriales o de elaboración desde 2011, confirmando una tendencia que se mantiene en la última década. Solo la superficie ha caído casi un 12 por ciento en toda España, hasta situarse en 1,6 millones de hectáreas.

En Extremadura se sembraron 74.294 hectáreas en 2012, lo que supuso una disminución casi del 17 por ciento respecto a 2011. Esta caída la relegó a una cuarta posición, al mantenerse muy por detrás de Andalucía y Castilla la Mancha, y haber sido superada también por Cataluña. En total es el 4,6 por ciento de la superficie nacional, por debajo del 9,4 por ciento del número de operadores, que en esta región asciende a 3.231. En el caso de las explotaciones ganaderas ecológicas su representatividad es todavía más reducida, las 162 explotaciones le dan solo el 2,5 por ciento de las de toda España. Los extremos los tiene Extremadura en el caso de las actividades industriales, tanto por las 146 de producción vegetal, con el 11 por ciento, frente a menos del 0,1 por ciento que representan las solo 6 de que dispone en producción animal. En cualquier caso, el mercado y la superficie ecológica nacional, sigue estando claramente dominada por Andalucía, que lo lidera en todos sus indicadores.

Los productos ecológicos son una alternativa consolidada, tanto alimentaria como agraria, compatible con el resto, pero no exenta de debate. Uno de los aportes más significativos de cara al consumidor es la recolección en el momento óptimo de maduración, algo mucho menos frecuente en la hortofruticultura intensiva. A cambio, los costes son mayores y los canales de comercialización más complejos En algunos productos, como por ejemplo el vino, la uva ecológica se compra casi al mismo precio que la convencional.

Este modelo agrario, basado entre otros factores en el no uso de productos de síntesis, tiene algunas contradicciones que no pasan inadvertidas para muchos consumidores. Por un lado y desde el punto de vista de la producción, existen algunos productos que sí están autorizados para el tratamiento de estos cultivos, como el oxicloruro de cobre, el azufre, el caldo bordelés (sulfato de cobre) o el jabón potásico, entre otros. En cualquier caso, muchos menos que la intensiva. De hecho, en la última revisión de la Comisión en la que se prohibieron numerosos tratamientos pesticidas, algunos de ellos pertenecían a este modelo agrario. De cara al consumo, estos alimentos no tienen obligatoriedad de marcar en la etiqueta que pueden contener hasta un 5 por ciento de componentes no ecológicos.

Se trata de mínimos razonables, ya que si no fuera así la viabilidad de las explotaciones ecológicas sería muy baja y su comercialización mucho más limitada. Aún con estas excepciones, algunos pocos productores ecológicos realizan prácticas fraudulentas para poder mantener la rentabilidad. Aún no suponiendo riesgos para la salud, implican una importante pérdida de imagen para el sector, y para la mayoría de agricultores y ganaderos ecológicos que desarrollan su actividad agraria e industrial respetando las normas.

En este contexto, la Comisión Europea ha realizado una consulta pública sobre la producción ecológica, de cara a la propuesta legislativa que tiene previsto poner sobre la mesa a comienzos de 2014. De los resultados de este trabajo se ha concluido que alrededor del 60 por ciento de los ciudadanos europeos quieren más controles y pruebas sobre estos productos para que garanticen que no contienen residuos no autorizados, aunque esto vaya en detrimento del precio final. España se encuentra entre los países que más lo demandan.


Fuente: Hoyagro.es
Fecha de publicación: