España: Costa de Almería debe decidir ya si lleva a juicio a Alemania
Más allá del daño colectivo, que se estimó entre 30 y 50 millones de euros, según los propios afectados, los agricultores, organizaciones agrarias y empresas comercializadoras, hubo firmas que fueron señaladas con nombres y apellidos, un hecho cuya gravedad se dispara, pues deterioró directamente la reputación de ambas en los mercados internacionales.
Una de ellas fue la almeriense Hortofrutícola Costa de Almería, cuyo presidente, Juan Enrique Vargas, que ha asegurado que han de decidir si presentan o no la demanda contra las autoridades alemanas que los señalaron como uno de los causantes del foco de E. coli, pues cuentan con un plazo legal de tres años para llevarlo a cabo.
"Se demostró que fue una acusación totalmente falsa, pero no hemos tenido respaldo ni apoyo institucional ninguno", apunta Vargas. En ese sentido, reconoce el peligro que supone "enfrentarse a un Land (Hamburgo, que fue quien acusó, a través de su senadora de Sanidad, Cornelia Prüfer-Storck)", por el elevado coste que conlleva, "aún teniendo todas las de ganar", pues "la justicia nunca sabes por dónde va a salir".
Costa de Almería ha optado por una estrategia prudente. Ha contratado un bufete de abogados en Alemania y se encuentra a la espera de ver qué sucede con la empresa malagueña que también fue acusada directamente, Frunet Bío, que sí inició el proceso legal. "Como el caso es el mismo, estamos esperando a ver si nos podemos ahorrar algún coste en este proceso", afirma Juan Enrique Vargas, que matiza que dependiendo de "cómo les salga a ellos, entraremos o no" a un litigio.
Según los cálculos de Hortofrutícola Costa de Almería, las acusaciones vertidas por las autoridades sanitarias alemanas hacia su empresa ocasionaron unas pérdidas de algo más de dos millones de euros, en concepto de las frutas y hortalizas que muchos clientes les devolvieron, a pesar de estar ya vendidas, así como los productos que tuvieron que tirar a la basura y el cierre anticipado, de más de un mes, de la campaña agrícola de ese ejercicio, el 2010-2011. Eso sin contar el daño a la imagen de la compañía, algo mucho más difícil de cuantificar, pero que es, incluso, más grave, pues, como asegura Juan Enrique Vargas, la reputación en los mercados cuesta mucho ganársela, pero se pierde muy rápidamente.
Fuente: Elalmeria