Los dos insectos son chupadores (se alimentan de la savia) y generalmente se ubican en las partes nuevas de los tallos y hojas. Pero es cuando alcanzan la fruta cuando representan una amenaza, pues pican la cáscara y provocan manchas.
Ese problema estético motiva el rechazo de la fruta para la exportación, lo que causa pérdidas.
Jorge Sauma, gerente general de la Corporación Bananera Nacional (Corbana), advirtió de que el país puede verse en problemas si los insectos llegan a Europa o Estados Unidos en un contenedor, ya que, aparte de rechazar el cargamento, la nación afectada puede decidir cerrarle a Costa Rica el acceso.
El fuerte ataque de las plagas en los últimos meses motivó ayer a las autoridades a declarar la emergencia fitosanitaria, medida que además permite agilizar la importación del producto químico utilizado para su control.
El Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) otorgó autorización temporal para traer el insecticida, explicó Magda González, directora de esa dependencia del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). El producto, que será distribuido por Corbana —pues no es de venta libre— se coloca en fundas para tapar el racimo y protegerlo.
Evitar el desastre
Agregó que cuando comenzó la plaga, hace un año, los productores invertían alrededor de 1.000 $ por hectárea al año en su control, y que cuando se permitió en casos especiales importar las fundas, el costo bajó cerca del 80%.
Bolaños afirmó que unas 40.000 hectáreas sufren ataques de diferente grado, mientras que González resaltó que hay insectos en prácticamente todas las fincas bananeras.
Juan Carlos Rojas, director de asuntos legales de Dole, dijo que más del 80% de las fincas presenta ataques, aunque aseveró que las plagas no son nuevas.
Fuente: Nacion.com