Conforme la vendimia de California ha pasado de la región de Coachella a los viñedos más septentrionales, los viticultores del Valle Central han encontrado un mercado relativamente abierto. Los fuertes precios resultantes han sido bien recibidos en una temporada de crecientes precios de los insumos e incertidumbre sobre el suministro de agua futuro.
“Hemos entrado en un mercado vacío”, dice Nick Dulcich, de Sunlight International, en Delano. “México está intentando hacer el agosto con sus uvas blancas, pero casi han acabado, y la temporada está llegando a su fin en Coachella”. Señala que la vendimia de este año en el Valle Central ha comenzado rápido y que las uvas que han cosechado han tenido una buena acogida. Dulcich informa de que los precios han oscilado entre 20 y 24 dólares por caja, lo que ha descrito como más altos de lo normal. Esos precios han sido bien recibidos, teniendo en cuenta los crecientes costes de los insumos que los productores han tenido que afrontar este año.
“La situación del agua ha incrementado mucho nuestros costes; el envasado cuesta más, el fertilizante cuesta más y el precio de la mano de obra ha subido”, indica Dulcich. La cosecha del año pasado alcanzó 117 millones de cajas y las predicciones de producción sugieren que el volumen de este año será similar al de la temporada anterior. En cuanto a la calidad, Dulcich apunta que las heladas del invierno, las altas temperaturas a principios de junio y la persistente sequía han afectado al calibre y a la coloración de la fruta.
“Algunos campos están produciendo uvas que no parecen tener la coloración que tenían antes, y eso podría deberse a los picos de calor de principios de junio”, asegura Dulcich. “Las variedades tempranas también son de menor calibre, y creo que es porque las heladas de diciembre afectaron negativamente al patrón de crecimiento de las viñas en primavera”.
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Nick Dulcich
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