Según Cirino Scatà, gerente de ventas de una importante cooperativa en Calabria, la próxima campaña citrícola italiana no se presenta prometedora.
"Tendremos que conocer cuáles serán los efectos del veto ruso. Yo no espero una reducción drástica de las exportaciones hacia el país, ya que no exportamos mucho a él en comparación con otros países".
Los principales proveedores de Rusia siempre han sido Grecia, Turquía, Egipto, Marruecos y, últimamente, Pakistán.
"Desafortunadamente, lo que será un problema serán los efectos colaterales causados por España, ya que tendrá que buscar mercados para su producto. Esto dará lugar a ofertas especiales y promociones que son prácticamente prácticas de dumping".
Las naranjas sanguinas (Moro/Tarocco), por suerte, no se verán tan afectadas, pues llegan a una sección distinta del mercado que las naranjas rubias.
"Sicilia tendrá que lidiar con el habitual problema de los calibres pequeños. En cuanto a las clementinas, la situación es más complicada. La producción no es abundante, pero hay nuevos huertos que han comenzado a producir. Parece haber una caída del 20% en las variedades tempranas, mientras que las variedades medias y tardías".
En cuanto a las naranjas Navelina/Navel oranges, se prevén volúmenes por debajo de las medias históricas, aunque no faltarán los problemas relativos a los precios.
"Sufriremos la reducción del poder adquisitivo de los consumidores, pero también los efectos colaterales del veto, ya que tendremos que enfrentarnos a las clementinas españolas".
"Una vez más, el riesgo vuelve a estar en que los productores no podrán obtener beneficios. En estos momentos yo no veo nada positivo, así que será mejor que las asociaciones comerciales empiecen a buscar formas de ayudar a los productores".
"Deberíamos considerar un acuerdo con los minoristas para salvaguardar la producción nacional. Las asociaciones comerciales podrían apoyar el proyecto y buscar fondos para promover el consumo del producto nacional. ¡Poco más podemos hacer!".