Los manifestantes, cerca de cien, llegaron en tractores, saquearon e incendiaron el edificio de la aseguradora agrícola MSA antes de prenderle fuego a la oficina tributaria local, según informó Jean-Luc Videlaine, prefecto de la región bretona de Finisterre.
A continuación, se dirigieron al viaducto de la ciudad, donde prendieron fuego a un montón de alcachofas, brócoli y patatas. Se dispersaron hacia medianoche, sin que se produjera ningún arresto.
"Impacta particularmente que al servicio de bomberos se le impidió hacer su trabajo", señaló Valls en declaraciones el sábado. "Se emprenderán acciones legales contra los autores de estos actos".
Los furiosos agricultores ya habían realizado protestas la pasada semana, esparciendo por las calles principales las hortalizas que no habían podido vender a un precio aceptable.
El Ministro de Agricultura, Stéphane Le Foll, también condenó la violencia en unas declaraciones por separado, y añadió que ya había previstas dos reuniones esta semana con los representantes agrícolas.
"Nada puede justificar estos actos de violencia", dijo, e instó a las partes a calmarse y a actuar de forma responsable "para hallar soluciones para gestionar esta crisis".