Actualmente, el mercado de la banana es estable, con equilibrio entre la oferta y la demanda. Los precios de mercado han experimentado un pequeño incremento; sin embargo, la demanda está creciendo en el mercado de la fruta fresca, lo que ha permitido a las bananas entrar en nuevos puntos de venta. "La facilidad de transporte y el valor de las bananas las está convirtiendo en un producto atractivo para las tiendas de conveniencia, las farmacias, las estaciones de servicio y las cafeterías, que quieren ofrecérselas a sus clientes", señala Marion Tabard, de Turbana.
Norteamérica importa bananas de diversos países, aunque depende principalmente de Guatemala, Costa Rica, Ecuador, Honduras y Colombia. El 40% del total de las bananas importadas se dirigen al noreste. "Turbana importa sus bananas y plátanos convencionales, con certificación de Comercio Justo y exóticos de Colombia, y sus bananas ecológicas, de Ecuador".
Turbana ha mantenido muchas de las mismas regiones y productores que tenían anteriormente y han seguido aumentando la superficie a lo largo de los años. El cultivo de la banana convencional se ha mejorado con la expansión de métodos naturales para el control de plagas y enfermedades. Los productores han reducido el uso de herbicidas con la plantación de setos naturales para ahuyentar a las plagas. "En lugar de malas hierbas, crecen coberturas alrededor de las explotaciones, las parcelas y los terrenos, lo que nos permite utilizar menos herbicidas".
La oferta de banana está directamente relacionada con el tiempo, los mercados globales y la demanda global. El mal tiempo a principios de julio en las regiones productoras de Colombia afectó a la cosecha de bananas y el cultivo de Turbana se vio reducido un 20% en volumen en algunas zonas durante varias semanas. "Se perdieron muchas plantas y la tierra quedó devastada", recuerda Tabard. "No obstante, Turbana fue capaz de mantener su volumen general para abastecer a sus clientes y cumplir con sus compromisos".
Dado que es de propiedad de los productores, Turbana ha podido tener un efecto positivo sobre las comunidades de Norteamérica y Latinoamérica. Desde la creación de la compañía hace más de cuarenta años, por cada caja de bananas enviada, los productores y la compañía donan una cantidad fija a Fundauniban, en la región productora de bananas y plátanos de Colombia. La fundación social de la compañía invierte en muchos proyectos comunitarios de educación, alojamiento, salud y desarrollo económico que mejoran las vidas de las familias de Colombia.
Con el mismo fin, Turbana también se esfuerza por mejorar la calidad de vida en Norteamérica, en las comunidades que disfrutan sus bananas cada día. En 2013, la compañía lanzó Growing Smiles SharingGoodness ("Cultivar sonrisas, compartir bondad"), un movimiento que anima a las familias a escoger alimentos saludables, llevar un estilo de vida activo y participar en su comunidad. "Estamos creando oportunidades que animan a la gente a hacer cambios en sus vidas, al mismo tiempo que les empoderan para promover cambios en sus barrios".
Las expectativas para las bases corporativas y comunitarias de Turbana son optimistas. "Confiamos en aumentar nuestro negocio central y desarrollar nuevas actividades para 2015", indica Tabard, "al mismo tiempo que continuaremos empoderando a nuestras comunidades en Latinoamérica y Norteamérica apoyando programas que les ayuden a construir comunidades fuertes y unidas".
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