En un reciente viaje a China, FreshPlaza fue invitada a visitar un complejo de invernaderos cerca de la ciudad de Langfang, en la provincia de Hebei. Me acompañaron autoridades del Gobierno chino y Chris Han, presidente de Xin He Shou Business Development Co y su socia Alyssa Assen.
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Las estructuras chinas de invernaderos se denominan casas solares. No tienen calefacción, pero gracias a su diseño, el calor se almacena en las paredes arcillosas del invernadero durante el día. El calor almacenado durante el día se libera durante la noche para mantener una buena temperatura en los invernaderos. Además, los agricultores despliegan una estera de paja sobre la película plástica por la noche para aislar la estructura. Esto hace que los invernaderos sean muy eficientes.
Los cultivos se producen sin productos fitosanitarios químicos ni fertilizantes químicos adicionales y se riegan mediante un pequeño sistema de irrigación.
Cada una de estas estructuras tiene 80 metros cuadrados y en este lugar hay 560 estructuras para tomates. Los tomates de estos invernaderos llegarán justo a tiempo para las celebraciones del Año Nuevo chino. Deliciosos.
En un municipio se cultivan tomates, mientras que en otro se cultivan pepinos o coliflor o lechuga, etcétera. Quizá las estructuras parezcan sencillas, pero son muy eficientes y las hortalizas se cultivan sin usar productos químicos.
Los cuadrados amarillos atraen a las plagas y están impregnados con una solución pegajosa para atraparlas.
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El agua y los nutrientes se suministran al invernadero mediante tuberías al final de cada hilera. Se utilizan esteras de paja a modo de puertas y sobre los tejados hay enormes esteras de paja para mantener el calor en el interior cuando caen las temperaturas.
En las plantas no se aplican productos químicos, por lo que son tan buenas como las ecológicas. La mayor parte de estos tomates se destinan a supermercados de alta gama de Pekín.
El Gobierno chino apuesta por tener hortalizas libres de productos químicos; esto alarga un poco más el proceso con un ciclo de siete meses hasta la cosecha.
En el municipio cercano de Youg Qing visitamos una explotación de pepinos. Algunas de las hortalizas cultivadas en estos invernaderos se exportan. Las hortalizas se llevan directamente a las cámaras frigoríficas después de la cosecha. En China, los camiones no pagan impuesto de circulación; pueden llegar a Kazajistán en cinco días y a Rusia en diez.
Según mi guía, los agricultores están bien pagados. Producir hortalizas es barato y simple, lo que facilita que los habitantes no cualificados puedan trabajar en ello.
El coste de construir uno de estos invernaderos es de diez mil dólares y esa desembolso inicial se recupera en un año. En esta ubicación había mil invernaderos de cultivo de pepinos. Cada plantón tarda nueve meses en alcanzar la madurez.