¡Suscríbase a nuestra newsletter y manténgase al día con las últimas noticias!

Suscribirse Ya soy suscriptor

Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.

Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web.
¡Gracias!

Haga clic aquí para leer la guía de cómo desactivar su bloqueador de anuncios.

Sign up for our daily Newsletter and stay up to date with all the latest news!

Suscripción I am already a subscriber
Crisis en las pomáceas

Histórico: Argentina no exportó peras en enero

Semanas antes de la autorización de la cosecha de peras, el flamante secretario de Fruticultura de Río Negro, Alberto Diomedi, había señalado que sólo se iban a poder comercializar algo más de 400.000 toneladas de fruta si no existía la ayuda del Gobierno nacional para modificar las condiciones económicas del sistema. La crudeza de sus palabras caló profundo en la región: "El resto se perderá. Mucha será la fruta que quedará en la planta".

Sus palabras hoy reflejan la realidad. Una parte importante de la pera del Valle no se podrá comercializar y algo parecido terminará pasando con la manzana.

Lo primero que hay que decir de todo esto es que, frente a este escenario, se cae la exigencia del Gobierno nacional y provincial sobre las empresas de comprar toda la fruta de los productores ya que mucha de ella quedará en las chacras.

Lo que está ocurriendo con la fruticultura del Valle es realmente preocupante. Consecuencia de los problemas económicos, financieros, comerciales y sindicales, el sistema, por primera vez en su historia, no exportó pera rumbo a los mercados de ultramar durante enero.

Si bien hay por los menos un barco llegando a San Antonio, deberá esperar para la carga, ya que se estima que recién el próximo fin de semana estaría completo con fruta como para poder partir.

Tal como se detalla en el gráfico adjunto, en estas últimas décadas las exportaciones de peras a los mercados de ultramar durante el primer mes de cada temporada tocaron máximos y mínimos de 42.000 y 2.000 toneladas, respectivamente. Esto refleja ventas de entre 3 millones y 50 millones de dólares en los primeros días de la cosecha, tomando los pisos y techos de colocación por temporada.

Históricamente, el Valle intentó anticipar la cosecha de pera Williams (la principal variedad de exportación de la región) para ingresar con las ventas que se registraban en los mercados del hemisferio norte al ubicarse la oferta local en sus niveles mínimos. Los barcos llegaron a zarpar en la segunda semana de enero para poder satisfacer la demanda de los importadores del norte. En algunos años, los precios logrados por estas exportaciones de fruta primicia llegaron a duplicar los históricos que se lograban, en promedio, durante la temporada.

Este año, el ojo de la tormenta perfecta se centró en el Valle y nada de esto pudo facturarse. Por un lado estaban los problemas de tamaño y presión de la pera que determinaron el retraso de la cosecha por una semana. A esto se le sumó la expectativa sobre la ayuda de Nación para levantar la fruta; fondos que nunca llegaron (por lo menos, en tiempo y forma) y mucha de la pera terminó regando las rutas de la región, con lo que se mostró la impotencia de los productores ante la falta de respuesta a la crisis que atraviesa el sector. Los exportadores también esperaban algún tipo de resolución a sus demandas para ver si podían llegar a comprar la fruta de los productores. La administración Kirchner también, en este caso, se desentendió del tema. Y por último, apareció el conflicto sindical que paralizó el ingreso de peras a los galpones hasta este fin de semana y la fruta que perdió presión tuvo que quedar en la planta.

Los primeros datos del sector privado estiman que de las 420.000 toneladas de Williams que estaban en las chacras para cosechar, difícilmente puedan llegar al empaque para su comercialización más de 200.000 toneladas. "Y de este volumen hay que ver qué fruta está en condiciones de ser exportada", aseguró un importante ejecutivo que coloca su oferta en ultramar.

Es que lo que no se hizo en tres semanas debe hacerse en algo más de una y eso complica la logística de cualquier empresa. Las pérdidas de lo que se coseche también van a ser importantes, ya que la fruta que ingresa a los galpones no podrá ser procesada en tiempo y forma, lo que afectará a todo el proceso de conservación de poscosecha.

Diomedi anticipó el infierno que iba a ser el Valle. La estadística oficial detalla que unas 230.000 toneladas de pera Williams —en promedio— se orientan todos los años al mercado en fresco. Alrededor de 170.000 toneladas son distribuidas en los distintos puertos del exterior y unas 50.000 toneladas absorbidas por el mercado interno.

El otro problema que genera el retraso en la cosecha y procesamiento de la pera Williams es que termina desplazando a la manzana Gala, que ya debería ingresar esta semana al galpón de empaque para ser trabajada. Días después debería estar llegando la pera D'Anjou y, tras ella, la Packham's. Es decir, toda la parte logística del sistema se comprime en tres, o a lo sumo cuatro, semanas para levantar y procesar toda la pera y parte de la manzana del Valle. Otro problema por venir.





Fuente: rionegro.com.ar
Fecha de publicación: