El entorno de Nalda y zonas del valle del Cidacos lucen como un mar de pétalos blancos. Las agradables temperaturas de las últimas semanas están favoreciendo una muy buena floración del ciruelo presente en estas áreas, según constatan los propios agricultores.
"El buen tiempo posibilita que las abejas puedan trabajar y cuanto más lo hagan, mejor", indica el presidente de la Asociación Ciruela de Nalda y Quel, Roberto Miguel Merino. Y es que, según explica, en este cultivo "la polinización resulta muy importante, puesto que el ciruelo no es un árbol autofértil y necesita la polinización cruzada de otro tipo de ciruelo".
El excelente discurrir de la floración durante esta primavera permite que los productores alberguen esperanzas de una buena campaña. Si bien con cautelas. "De momento va bien, pero es pronto. Hasta dentro de quince o veinte días, cuando se caigan los pétalos y comience a verse la fruta, no se sabrá con mayor certeza", señala el presidente de la Cooperativa de Frutos del Campo en Nalda, Gregorio Martínez.
Una abundante campaña actuaría como revulsivo para un sector que en el 2014 no vivió su mejor temporada. "El año pasado durante la floración hubo mal tiempo, por lo que tuvimos una cosecha corta aunque de buena calidad", recuerda el máximo responsable del colectivo que respalda la marca de calidad Ciruela de Nalda y Quel. En el entorno de Nalda el volumen de lo recogido se mantuvo en niveles parecidos a otros ejercicios (unos 120.000 kilos), si bien Roberto Miguel Merino indica que en La Rioja Baja la producción se redujo a la mitad que en el 2013. En conjunto, dentro del sello de calidad se ampararon 500 toneladas de ciruela.
La puntilla se la dio el que, pese a la escasa cosecha, los precios cayeran. El agricultor riojano percibió en el 2014 un euro por kilo de ciruela, cuando un año antes había obtenido 1,10. Influyó el veto ruso, que inundó los mercados de otras frutas más baratas. "Además también teníamos perspectivas de exportar, pero a los agricultores franceses su Gobierno les comenzó a dar ayudas al producto y no pudimos competir", reseña Roberto Miguel Merino. Así que pocos obtuvieron beneficios, al coincidir una escasa producción y un precio reducido. En su opinión, el productor debería recibir 1,5 euros por kilo de ciruelas para que el cultivo resultase rentable.